La firma rosarina HDC, que hasta ahora hacía memorias RAM, puso en venta en el mercado local unidades de estado sólido (SSD, por sus siglas en inglés) que llevan su marca, una novedad para el país.
Los SSD son el reemplazo natural de los discos rígidos: son memorias flash de gran capacidad, alguna vez limitadas por su precio y por el almacenamiento que ofrecían, pero que hoy son una alternativa cada vez más popular, gracias a que ofrecen una mayor velocidad de lectura y escritura de datos, un menor consumo de energía (clave en una notebook) y sin tener partes móviles que puedan romperse, y un tamaño menor.
En octubre último debutó la rosarina HDC, que usó parte de su experiencia fabricando RAM para probar suerte con los SSD; tiene dos configuraciones, de 120 o 240 GB de capacidad y dos versiones, con conexiones Sata III o USB 3.0 (externos). “Venimos trabajando hace un año en esto -dice Alejandro Colombo, de HDC-. Ya hacíamos el montaje en superficie (SMT) para memorias RAM, y consideramos que los SSD eran una oportunidad, sobre todo pensando al año próximo, el mercado sigue creciendo.”
Según Colombo, la experiencia con la RAM no es suficiente, porque los SSD son mucho más complejos: hay una mayor cantidad de componentes, que requieren máquinas más delicadas y una mayor atención al detalle. Y siguen el camino de Novatech, que comenzó haciendo memorias RAM en Parque Patricios hace casi una década y luego amplió su producciòn a motherboards, reproductores de MP3 y, en el último tiempo, computadoras educativas para los planes gubernamentales.
Colombo dice que compraron equipos nuevos, se capacitaron, trabajaron con sus proveedores y hacia fin de año estarán en condiciones de producir 200 unidades por hora. “Lo que destacamos es el desarrollo local -afirma-: acá tenés que ser medio obsesivo, y no había técnicos con experiencia, así que tuvimos que aprender mucho. Elegimos los componentes, trabajamos en el firmware, en el diseño e hicimos muchas pruebas.” La compañía usa chips de memoria de Micron y Hynix (dos de los gigantes del sector). “Son certificados”, aclara Colombo, aludiendo a la diferencia de calidad -medida en cantidad de bloques “muertos” que tiene un chip- que puede tener una misma producción; los certificados son los de mayor calidad.
La compañía aspira a competir por precio: en j una tienda minorista de electrónica, por ejemplo, el SSD interno de 120 GB tiene un precio de 1200 pesos, contra los 1400 pesos de un SanDisk, o los 1600 pesos de un modelo de Kingston de características similares (pueden tener otros valores en otras tiendas). Deberá, sin embargo, demostrar que la confiabilidad y la calidad de los SSD está a la altura de sus competidores.
En el mercado local hay varios jugadores, como Kingston, SanDisk, Toshiba, OCZ y otros. En el mundo, aproximadamente un tercio de las computadoras nuevas ya incorporan una unidad SSD.