¿De dónde surgió la idea del teclado QWERTY que hoy conocemos y tanto usamos a diario en la computadora, en el celular o en cualquier dispositivo electrónico? ¿Es el método de escritura más eficaz? Quienes crearon las primeras máquinas de escribir estaban obsesionados con la similitud del teclado de estas máquinas y el de los pianos. Por lo tanto, la mayoría de las máquinas de escribir tenían entre ocho y diez filas, dado que se necesitaban teclas para las mayúsculas antes de que se inventara la tecla de mayúsculas. La mayoría de estos primeros teclados se ordenaban en estricto orden alfabético.
El estadounidense Christopher Latham Sholes fue el inventor de la primera máquina de escribir comercial en 1873. Descubrió que el orden alfabético de las teclas, que accionaban un pequeño martillo que imprimía la letra sobre el papel, producía un atascamiento en la máquina, porque, si bien la velocidad de escritura era rápida, la velocidad de retorno del martillo era lenta y eso provocaba el atascamiento.
El verdadero objetivo de este orden era evitar el atascamiento de teclas. En la época en que Sholes presentó el teclado QWERTY, incluso los dactilógrafos más expertos utilizaban dos dedos: se creía que era imposible aprender a escribir sin mirar las teclas, aunque las letras estuvieran en orden alfabético.
Consciente de la resistencia de los consumidores a los cambios en los productos estandarizados, Sholes convenció a sus clientes de que el orden de su nuevo teclado respondía a principios científicos. Sostenía que el teclado QWERTY permitía la menor cantidad de movimientos con las manos cuando se escribía a máquina.
La verdad es que era exactamente lo contrario. El orden del teclado que inventó Sholes exigía mover mucho los dedos sobre el teclado para escribir las palabras más básicas. Así y todo, la mayoría de las personas que escriben a máquina todavía creen en los argumentos engañosos de Sholes.
Con la llegada de máquinas de escribir sofisticadas, procesadores de palabras y computadoras que trabajan sin los martillos tradicionales, desapareció la necesidad de la configuración QWERTY. Muchos teóricos propusieron un orden de letras más eficaz, y el teclado Dvorak ganó fervorosos adeptos, pero la pregunta sigue resonando: ¿Una fuerza tan “débil” como la lógica puede superar un siglo de uso del teclado QWERTY?
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