La organización ambientalista Greenpeace calificó como una seria amenaza al patrimonio medioambiental de la Patagonia argentina y chilena al intento de expansión de la industria salmonera, ahora en aguas del canal Beagle. Al plan de la empresa chilena Nova Austral, que pretende instalar cuatro proyectos y 138 jaulas en diferentes puntos del canal que pertenecen a Chile, se suma el acuerdo entre los gobiernos argentino y noruego para evaluar la factibilidad de desarrollar la industria en el lado argentino del canal, a pocos kilómetros de Ushuaia. Este proceso de evaluación y el futuro plan de acción, según se conoce, estaría listo en marzo.
“La salmonicultura hoy es un peligro binacional. No parece suficiente haber arrasado amplias zonas de las costas chilenas, sino que ahora lo quieren hacer en la puerta de entrada a la Antártida”, señaló Estefanía González, coordinadora del área de océanos de Greenpeace.
Greenpeace instó ambos gobiernos a pronunciarse respecto de este intento de instalación de las salmoneras en el Beagle. “Las autoridades de Argentina y Chile no pueden quedar silenciosas y deben tomar una posición clara de protección a nuestro patrimonio medioambiental. Argentina no puede avanzar con una industria que ningún país hoy promueve por sus efectos nocivos en el ambiente y la salud. A su vez, Chile no puede permitir que más concesiones sean entregadas. El Beagle no puede convertirse en un nuevo basurero ambiental por parte de las salmoneras. Sería un daño irreversible”, agregó González.
De acuerdo a la ONG, en Puerto Williams, los permisos ambientales entregados en su momento a la salmonicultura datan de hace más de una década. Según argumentan, no serían válidos en la actualidad, ya que estos permisos suelen vencer después de cinco años de no haberse concretado las operaciones.
Además, la zona es territorio de comunidades yaganes que no han sido consultadas por estos proyectos, como obliga la normativa vigente. La comunidad yagán ya ha manifestado su rechazo a la instalación de salmoneras en sus históricos territorios.
“A todo este panorama se suma que la industria del salmón busca operar en una zona declarada Reserva de la Biósfera, es decir, un ecosistema terrestre y marino de alto valor que debe ser especialmente cuidado”, finalizó Estefanía González.