El 12 y 13 de abril se reunieron 140 directores de institutos del CONICET, para discutir la problemática. Gustavo Ferreyra, director del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) estuvo presente. “La situación es crítica. El salario de los trabajadores de ciencia cayó y bajo la inversión en el sector. Hay institutos que no pueden cubrir sus gastos de funcionamiento básicos, como la luz. En años anteriores se construyeron edificios, con una planificación a largo plazo y con tecnología de punta que hoy no pueden poner en funcionamiento un ascensor o directamente no pueden realizar la tarea para la que fueron concebidos”.
Ferreyra, acudió a la cita para presentar las propias problemáticas y acordar acciones a futuro con sus colegas.
– Esta es la primera reunión de estas características en los 61 años de historia del CONICET, con una asistencia masiva aún sin contar con una convocatoria oficial ¿Qué la motivó? ¿Por qué se da en este momento en particular?
– La situación es crítica. El salario de los trabajadores de ciencia cayó un 30 por ciento en los últimos tres años y la inversión en el sector pasó de un 3,5 a un 2,5 del producto bruto Interno. Hay institutos que no pueden cubrir sus gastos de funcionamiento básicos, como la luz, los servicios de vigilancia o la limpieza. En años anteriores se construyeron edificios, con una planificación a largo plazo y con tecnología de punta que hoy no pueden poner en funcionamiento un ascensor o directamente no pueden realizar la tarea para la que fueron concebidos. Hay otros centros, como el CADIC, que no están en una situación tan crítica, pero todos hemos sufrido el deterioro del sistema y la baja en el presupuesto que aunque se mantenga -en el mejor de los casos- el monto nominal, el poder adquisitivo de ese monto es muy inferior al de años anteriores debido a la inflación y la depreciación del peso.
– ¿Y los proyectos de investigación?
– Los subsidios que reciben para su financiamiento –siempre que se financien- son en pesos, con uno o dos años de demora en su entrega luego de la aprobación de los proyectos. Sin embargo, los insumos son, en su gran mayoría, en dólares, lo cual implica un desajuste enorme. Por otra parte, ese retraso en los pagos significa que el becario afectado a ese proyecto no puede trabajar en ese tiempo o el investigador debe afrontar los costos hasta tanto se reintegre el dinero, que es lo que ocurre en general.
– Entonces se reunieron a discutir estos temas…
– Se acordó debatir la problemática central de la situación general del CONICET, sin involucrar cuestiones partidarias, para lograr un consenso acerca de nuestras necesidades y demandas, así como las acciones a seguir. Así la discusión giró en torno a asignación presupuestaria, ingresos de investigadores y becarios, financiamiento de investigaciones y otros temas y aspectos institucionales, como por ejemplo el estado del Directorio.
– ¿Y se puede discutir estos temas sin debatir la situación del país en general?
– Hay problemas que están directamente relacionados con el funcionamiento del CONICET, por ejemplo las irregularidades en la renovación de algunos miembros del directorio. Pero lo más importante tiene que ver con una cuestión más amplia y refiere a cuál es el lugar que deben ocupar la ciencia y la tecnología en la política del país, qué importancia se le asigna. Si se destruye el sistema científico, si se da marcha atrás en el crecimiento que se dio en los últimos años –como tantas veces ocurrió en la historia argentina- va a ser muy difícil y costoso volver a retomar este desarrollo. Además se habrán perdido numerosos y valiosos recursos que se generaron a través de la inversión del Estado. Muchas veces, en contextos de crisis en necesario realizar reducciones, pero eso no justifica dejar sin apoyo a un sector estratégico, como es el caso de la ciencia y la tecnología.
– ¿Por qué es un sector estratégico? ¿Cuál es la relación entre ciencia y tecnología y el desarrollo del país?
– La industria del conocimiento es hoy indispensable para cualquier país que busque insertarse en el mundo y competir. Incluso los sectores económicos primarios se ven enriquecidos a través del conocimiento científico, por ejemplo, a partir de los desarrollos de la biotecnología. Sí se debería hacer algún diagnóstico más profundo de qué tipo de desarrollos son los más necesarios para nuestra sociedad así como la inserción del país en el contexto internacional, sin dejar de fomentar las investigaciones libres de estas restricciones, pero haciendo énfasis en la necesidad de que haya un retorno para la sociedad.
– En base a este diagnóstico, qué medidas decidieron tomar?
– El producto de la discusión fue un manifiesto que ya es público y un documento más extenso y detallado que saldrá a la luz a la brevedad. Además se plantearon acciones concretas en dos frentes. En primer lugar vamos a buscar el apoyo de diferentes actores políticos, sin importar su signo partidario. En segundo lugar vamos a realizar acciones de visibilización de la situación del CONICET para la población general, como por ejemplo, un cabildo abierto que se prevé para el 22 de Mayo, en todo el país. Finalmente, la propuesta es también que cada director lleve la discusión al interior de cada instituto para que quienes estén de acuerdo puedan participar en las acciones que se vayan llevando a cabo. Por eso se organizó una reunión interna en el CADIC en el que ya empezamos a pensar cómo vamos a proceder de aquí en adelante.
– ¿Qué balance hacen de esta experiencia?
– Hay que buscar consenso más allá de las diferencias y la experiencia de la semana pasada fue muy positiva en ese sentido. Quedó demostrado que es posible salvar las grietas en pos de intereses comunes más concretos, como es en este caso la defensa de nuestro sistema científico.