Está a la vista que los libretos prácticamente calcados de las sucesivas campañas, han estado presentes en este proceso de las llamadas Primarias Abiertas y Obligatorias, con vistas a los comicios de renovación de las cámaras de Diputados y Senadores en octubre. Legisladores con más de una década de trayectoria, como Rosana Bertone, hoy se da el lujo de promover como "caballitos de batalla" la defensa de la Ley 19640 y el tema Malvinas, propuestas que si no fuesen pronunciadas por este sector político, quizás podrían tener más credibilidad. Desde el 2001 Bertone ocupa una banca en la Cámara Baja y deja en evidencia que su discurso político quedó congelado en la diagramación y elaboración de propuestas, flanco débil por lo que se analiza, ya que abunda en los mismos discursos que sus contrincantes de poca o nula experiencia en el Congreso de la Nación.
En segundo lugar, es confuso el rol que se le asignan –o peor, se autoasignan-, los postulantes a Diputados y Senadores. El Artículo 44 de la Constitución Nacional habla de “Un Congreso compuesto de dos Cámaras, una de diputados de la Nación y otra de senadores de las provincias y de la ciudad de Buenos Aires, será investido del Poder Legislativo de la Nación”.
Ya la proporcionalidad en la elección de diputados por provincias –de la que refiere el Artículo 46 de la CN-, o la igualdad en la representación numérica en el Senado –punto tratado en el Artículo 54 de la Carta Magna-, habla claramente del rol que tienen unos y otros. Y en la historia de la representación parlamentaria, los diputados, es decir, los representantes del pueblo de la nación, son quienes deben aprobar la aplicación de tributos y contribuciones, por lo que el círculo virtuoso de los roles pertinentes a cada uno se cierra sabiamente. Ahora, entonces, es inentendible que un diputado hable de “defender los intereses de Tierra del Fuego”, cuando es de Perogrullo que no puede, ya que ese es el papel del senador. Postulantes como Bertone o Julio César Catalán Magni, en su afán de erigirse como “mesías” del pueblo de la Provincia, han cometido este tipo de barrabasadas discursivas que podrían perdonárseles si no tuviesen la experiencia Parlamentaria de una década, como el caso de Bertone.
Por último, no podemos dejar de mencionar que precisamente Bertone, quien dice defender un modelo productivo a nivel nacional, presidió la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, es decir, el ámbito que debió haber trabajado en los pedidos de explicaciones para conocer por qué se perdió el autoabastecimiento energético y se pasó a importar gas de Bolivia o combustibles de otras latitudes del globo. El cepo al dólar o el proceso inflacionario, fenómenos a primera vista un tanto disímiles, tienen una vinculación con la pérdida de abastecimiento energético que llevó al Gobierno a importar combustibles, desequilibrando el superávit que había caracterizado a la gestión de Néstor Kirchner, para pasar a un déficit cubierto primeramente por un emisionismo que, volviéndose permanente y sostenido, se tradujo en la colocación de la masa monetaria en circulante y no en inversiones, creando un círculo vicioso del que hoy pareciera no poderse salir, producto de la inseguridad jurídica reinante y el rol pasivo –como perfectamente se advierte en este caso de Bertone- de la Cámara de Diputados que podría haber frenado la crisis energética que sumió al país en los últimos años. Situaciones que, como planteáramos al inicio, no deberían sorprendernos pero no por ello pueden ni deben dejar de ser tema de reflexión en una campaña electoral que observaremos hasta octubre, cuando se decida la nueva representación parlamentaria de diputados y senadores.
Fuente: www.shelknamsur.com