Con la detección de 22 nuevos casos positivos de Covid19 en la ciudad de Río Grande, vuelve el temor a una expansión de infecciones en la zona norte de la isla y también la posibilidad de usos políticos de un problema global cuya solución -centrada en la obtención de una vacuna que inmunice a las personas- excede enormemente a un gobierno provincial o uno municipal. Sin embargo, no faltan quienes pretendan crear la sensación de caos. Raúl Von Der Thusen, concejal opositor al gobierno encabezado por Gustavo Melella, no fue más que la punta de lanza de quienes propiciaron responsabilizar a una gestión que, con errores, sostuvo un manejo superlativo de la pandemia y evitó el caos.
Von Der Thusen, que primeramente "puso a disposición" del gobierno usurpador británico en las Islas Malvinas las instalaciones sanitarias de la ciudad de Río Grande, luego fue una de las voces que se manifestó en contra de los vuelos sanitarios que el Gobierno provincial proponía para garantizar el abastecimiento de bienes utilizados en el sistema de salud. Esta contradicción, que incluyó la puesta en escena de cacerolazos -aún con vecinos bien intencionados pero exacerbados por monjes negros de esos que no existen pero que los hay-, también reflotó ese tufillo de división entre Río Grande y Ushuaia, siendo la capital la que concentraba mayor cantidad de casos positivos. Hoy, la pelota está en campo contrario y resta saber la opinión de quienes desplegaban un relato que cargaba la responsabilidad de los contagios en el Ejecutivo provincial.
Es evidente que deberán reformularse ciertos permisos sobre los que se avanzó en las últimas semanas. Sería dable que el turismo interno y la comunicación entre ciudades sea nuevamente limitada o restringida a fin de evitar una mayor circulación comunitaria del virus. También deberá elaborarse una nueva estrategia para evitar que se agrave el problema sanitario en Río Grande en donde los infectados -a diferencia de Ushuaia en donde el buque Echizen Marú fue reconvertido en unidad sanitaria-, son personas que probablemente estuvieron en contacto abierto con otras personas.
Suele decirse que en momentos de crisis se observan las fortalezas y las capacidades de la dirigencia para administrar conflictos siempre latentes. Indudablemente hubo errores. Pero también es evidente que la pandemia ha sido utilizada por los Municipios para confrontar y bloquear disposiciones que pudiesen ayudar a minimizar un impacto que, tarde o temprano, golpeará indistintamente a la provincia y sobre todo a las ciudades en caso de continuar con la premisa que "cuanto peor, mejor".