POR THE NEW YORK TIMES
Hoy sólo un tercio del planeta accede a la Web. Siete gigantes tecnológicos liderados por Mark Zuckerberg buscan que los servicios sean más baratos para llegar a otras 5 mil millones de personas.
Alrededor de una de cada siete personas en el mundo usan Facebook. Ahora su fundador, Mark Zuckerberg, quiere beneficiar al resto, incluidos los cerca de 5 mil millones que carecen de acceso a Internet.
Facebook anunció ayer su nuevo proyecto, que apunta a reducir drásticamente el costo de los servicios básicos de Internet en los celulares, particularmente en los países en vías de desarrollo, en donde ésta y otras compañías tecnológicas necesitan captar nuevos usuarios. Media docena de gigantes tecnológicos del mundo, incluidos Samsung, Nokia, Qualcomm y Ericsson (ver Los 7 gigantes…), acordaron trabajar con Zuckerberg en este proyecto, que ya fue bautizadoInternet.org.
Para lograr su objetivo, las empresas pretenden, en parte, simplificar las aplicaciones telefónicas de modo que funcionen de forma más eficiente. También buscan mejorar los componentes de los teléfonos y las redes para que transmitan más información mientras consumen menos energía.
Para Zuckerberg, la creación de este grupo es otra paso en su intento de posicionarse como líder de la industria. Viene hablando con más vehemencia que otros ejecutivos del área tecnológica sobre temas como revisión inmigratoria, que la industria ve como algo crítico para sus necesidades de contratación. Con Internet.org , Zuckerberg plantea una filosofía que intenta juntar objetivos humanitarios con el concepto de ganancia. “Hay que democratizar Internet, porque es un derecho básico. Todos tienen derecho a estar conectados”, dijo ayer, durante una entrevista con la CNN.
Este nuevo proyecto es también un reflejo de la forma en que las empresas intentan satisfacer las demandas de crecimiento de Wall Street, atrayendo clientes más allá de los mercados ya saturados de Estados Unidos y Europa, aún cuando tengan que ayudar a construir servicios y parte de infraestructura en regiones del mundo más pobres y menos sofisticadas desde el punto de vista digital.
Google, por ejemplo, inició el año pasado un programa con operadores telefónicos que ofrece a los usuarios de servicios inalámbricos de algunos países en vías de desarrollo acceso gratis a Gmail, entre otras cosas. Google apunta también más alto con el proyecto Loon, un intento para transmitir acceso a Internet desde globos aerostáticos que flotarían en la atmósfera (ver Lucha de colosos…).
Twitter, que se prepara para salir a cotizar en bolsa, llegó a sus propios acuerdos con cerca de 250 empresas de celulares en más de 100 países para ofrecer acceso gratuito a esta red social, y trabaja para asegurarse de que su servicio sea fácil de usar hasta en los celulares más básicos. Todas estas empresas no tienen más opción que mirar al extranjero para poder crecer. Más de la mitad de los estadounidenses ya usan Facebook por lo menos una vez al mes, y el uso en el resto del mundo desarrollado es igualmente elevado.
Hay casi un celular activo para cada persona de la Tierra, lo que vuelve a la expansión todo un desafío para operadores y fabricantes.
Los países más pobres de Asia, Africa y América latina son los que ofrecen la mayor oportunidad para llegar a clientes nuevos, siempre y cuando las empresas puedan idear la forma de llegar a sus habitantes a bajo costo.
Las metas inmediatas de este nuevo grupo de empresas apuntan a reducir el costo de los servicios móviles de Internet a un 1 por ciento de su nivel actual de aquí a entre 5 y 10 años, mejorando la eficiencia de las redes de Internet y el software de los celulares.
El grupo espera también poder crear modelos de negocios que permitan a las telefónicas ofrecer servicios simples como el e-mail, las búsquedas y las redes sociales por un cargo bajo, o directamente gratis.
De todos modos, algunos analistas tienen dudas acerca de la iniciativa.
“Esto es propaganda”, dijo Trip Chowdhry, de Global Equities Research. “Muchas áreas pobres tienen acceso a la electricidad sólo durante unas horas al día. ¿Usted piensa que van a aprovechar para entrar en Facebook?”, agregó.
Traducción para Clarín: Silvia Simonetti