La rúbrica, en la recta final del jueves, de acuerdos salariales, entre el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación Fueguina (SUTEF), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y la Asociación de Trabajadores de la Sanidad (ATSA), y el Gobierno de la provincia, representó un hecho de singular importancia, dada la conflictividad promovida desde algunos gremios que, curiosamente, han hecho mutis por el foro durante los últimos cuatro años. Si bien durante 2020 han tenido mejoras salaria
La rúbrica, en la recta final del jueves, de acuerdos salariales, entre el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación Fueguina (SUTEF), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y la Asociación de Trabajadores de la Sanidad (ATSA), y el Gobierno de la provincia, representó un hecho de singular importancia, dada la conflictividad promovida desde algunos gremios que, curiosamente, han hecho mutis por el foro durante los últimos cuatro años. Si bien durante 2020 han tenido mejoras salariales significativas, el esmerilamiento al que intentan someter al Ejecutivo provincial es parte de la connivencia entre el Municipio de Ushuaia, a través de la figura del intendente Walter Vuoto, y gremios como ATSA que han logrado colocar militantes y dirigentes en la cúpula del Partido Justicialista (PJ).
Pese a que la secretaria general del gremio de la sanidad, Claudia Etchepare, formó parte del acto conjunto entre funcionarios del Ejecutivo y los gremios, las últimas semanas (pese a distintas medidas tomadas por el Gobierno en relación a mejoras sustanciales para los trabajadores de la salud) se registraron manifestaciones, poco concurridas pero manifestaciones al fin, en las que distintos reclamos se mezclaron con motivaciones que poco y nada tienen que ver con las circunstancias que atraviesan los trabajadores de los nosocomios y que han estado al frente del enfrentamiento contra la pandemia de Covid19. En este sentido, la presencia de razones político partidarias no sólo es una falta de respeto para quienes han prestado servicios de una manera que los convierte en héroes de un momento extraordinario. No obstante, personajes que en su momento han formado parte de la campaña electoral que llevó a Gustavo Melella a la gobernación, hoy están bajo la conducción de Vuoto y la legisladora ultrabertonista Miriam Martínez, esposa (además) del ex ministro de Trabajo, Claudio Carrera, de fulgurante desempeño también en la gobernación de Carlos Manfredotti. Si bien las conspiraciones no existen, las hay. Y más cuando se trata de un partido que dejó el poder hace menos de un año y que fue responsable de algunas de las medidas más empobrecedoras y perjudiciales que recordamos los fueguinos en décadas.
Es innegable que el marco en el que se dan los acuerdos salariales es sumamente negativo. La peor crisis socioeconómica (incluso peor que la de 2001/02), la mayor caída de la actividad económica, el mayor salto de los índices de desempleo, agregando valores inflacionarios en un contexto de estancamiento que no hace que podamos avizorar un rumbo a nivel nacional. Pero el diálogo, las mesas técnicas con representantes gremiales, el acuerdo de pautas salariales que, pese a no compensar el ajuste de Bertone y del que Vuoto jamás dijo palabra alguna, representa un paliativo para los deprimidos bolsillos de los fueguinos, son pequeños grandes avances si lo analizamos globalmente.
Celebrar estas medidas concretas a partir del diálogo con funcionarios y trabajadores en una misma mesa, no debe hacernos perder de vista la existencia de otras dificultades que atravesamos los fueguinos y que requieren de un abordaje de la dirigencia política en su conjunto. El gran problema, entonces, no es en sí la existencia de problemas, sino la capacidad de algunos sectores de sentarse a trabajar despojándose de sus ambiciones. Que la "quintita" no nos tape el campo. Que el árbol no nos tape el bosque. Tan simple. Tan difícil.