Por Héctor Sosa, Norma González y Javier Varetto* Después de 11 meses de encierro, sin actividades económicas ni escolares presenciales, sin poder circular, con una cuarentena Fase 1 de aislamiento que significa restricciones. Los comercios en quiebra y el aislamiento están produciendo reacciones en la sociedad formoseña y va en escalada.
Bocinazos, concentraciones en las plazas con carteles, todo el arco político opositor pidiendo medidas lógicas el cuidado del ciudadano y que tengan un proceder coherente en todo lo que respecta al control de propagación del virus.
Hisopados, positivos, asintomáticos, negativos, todos juntos han producido la reacción de la ciudadanía, culminando con dos concejales privadas de su libertad, como consecuencia de la falta de transparencia en el manejo del aislamiento, produciendo desesperación, estrés, pánico y daño psicológico por el trato inhumano que reciben desde que surge la sospecha que tomó contacto estrecho con alguna persona que dio positivo hasta que cumpla la cuarentena sin tener la certeza de cuantos días debe permanecer encerrado hasta que se confirme el resultado del hisopado.
Los profesionales que integran el Consejo de Atención Integral de la Emergencia Covid-19, brindan información todos los días, pero lamentablemente han perdido credibilidad y sus recomendaciones son cuestionadas por todos los formoseños que ven día a día una provincia sitiada.
Indudablemente, Formosa vive horas que no conocía. Los acontecimientos se suceden uno tras otro y no hay registros de lo que pasa.
Será el despertar hacia la libertad, o quizás sea mejor decir despertar con la sensación de ser libre de pensar, de expresarse, de caminar por las calles, de no ser detenido sin causa ninguna.
Gildo Insfrán, actor desde 1983 y gobernador hace más de 25 años, es la cara visible y único conductor de un modelo basado en el miedo, ya sea por el formoseño per se o por su familia.
Todo el país sabe de este pésimo gobernador. No todos saben que la provincia solo produce el 5% del gasto o costo de su andar. El 95% viene de la recaudación nacional, lo que se llama LA COPARTICIPACION FEDERAL, es decir lo que produce y aporta el resto de los argentinos.
El férreo control de la prensa “convencida”, con el 99% de radios hablando y alabando la gestión, igual que los canales de televisión y la prensa escrita, salvo alguna poquísima excepción, no dan margen para que la palabra o el pensamiento discordante llegue siquiera a las esquinas.
Escuelas y Colegios, algunos clubes y hoteles convertidos en verdaderas cárceles de la “democracia”, son el resultado de una pésima gestión de salud antes, ahora y seguramente después.
El maltrato a comunidades indígenas es denunciado por Iglesias Anglicanas y Evangélicas. Un punto destacable es la valentía de curas de la Iglesia Católica que firman con nombre y apellido su repudio al accionar del gobierno formoseño en el tema Covid19.
Cámaras de comerciantes, asociaciones de abogados de médicos y otras expresiones menores y jóvenes no identificados partidariamente se suman en los reclamos.
El ingreso de ciudadanos de otro país que cobran pensiones del gobierno argentino por cajeros automáticos no cesa, y así se contagió Clorinda, nuestra 2da ciudad.
Un Juez Federal ordenó el ingreso a nuestro territorio de 8.300 formoseños varados (a la fecha son 13.000); de ellos solo 3 o 4 eran positivos.
El rol de la prensa nacional, de Organizaciones extra provinciales, de dirigencia política nacional y de provincias hermanas y organizaciones como la/s O.T.R./s Nacional y Provinciales bregan en búsqueda de libertad.
*Los autores de la nota son miembros de la Organización de Trabajadores Radicales (OTR).