Por Mariano Angelino
El 11 de septiembre de 1973 tuvo lugar el derrocamiento de Salvador Allende por un golpe militar que ensombreció la historia de América Latina.
Aquel día desde muy temprano, el presidente Allende permaneció en el Palacio de la Moneda dirigiéndose en varias ocasiones a su pueblo a través de la radio; les habló a los trabajadores y a los campesinos, a las mujeres, a los profesionales y a la juventud, con toda la serenidad y convicción del que se sabe digno y leal con su pueblo y su patria.
Con un mensaje esperanzador les decía “Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor…”
Pasados pocos minutos de las nueve de la mañana, se escucharon sus últimas palabras, se despedía confiado en que la entrega de su vida estaba ligada a sus principios, además de una lección moral que serviría de testimonio para que la historia castigue a cobardes y traidores.
Procesos similares tuvieron lugar en otros países de nuestra América Latina, entre ellos en nuestra patria, que unos años después escribió una de las páginas más oscuras y dolorosas de su historia.
Pero tal como vaticinara Salvador Allende, otros hombres contribuyeron a superar aquella etapa plagada de injusticia y crueldad y comenzamos a andar el largo camino de crear una sociedad humana que afianzara derechos, seguridades, libertades y esperanzas.
El tiempo ha relajado los ánimos, las conductas y nuestra vida en democracia. Poco a poco nos fue ganando la superficialidad, la inmediatez y fuimos permitiendo que, en muchos casos, la mediocridad y la corrupción fueran avasallando las instituciones de la república.
No han sido pocas las ocasiones en las que nos encontramos observando con indiferencia, cómo la codicia, la vanidad y la ambición de poder, ha pretendido convertir a las instituciones en una cáscara vacía.
Es una buena oportunidad para recoger el mensaje de Salvador Allende, siguiendo el ejemplo de aquellos que en situaciones extremas han dado vuelta la historia.