Los Estados Miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA-5.2) acordaron por unanimidad desarrollar un tratado legalmente vinculante para poner fin a la contaminación por plásticos, lo que la convierte en una de las acciones ambientales más ambiciosas del mundo desde el Protocolo de Montreal de 1989, que eliminó por completo las sustancias que extinguen la capa de ozono.
La reciente resolución adoptada por la ONU establece el desarrollo de un instrumento robusto que permitirá establecer reglas y obligaciones globales a lo largo de todo el ciclo de vida del plástico, extendiendo además la responsabilidad hacia los países, el sector privado y los consumidores de eliminar la contaminación por plásticos en la naturaleza.
La conciencia pública y la preocupación por la crisis han cobrado fuerza en el último tiempo, a medida que el problema del consumo excesivo de plástico y la contaminación crece exponencialmente. A su vez, la presión social sobre los gobiernos para lograr un tratado legalmente vinculante que aborde la crisis de la contaminación plástica aumentó en los últimos años: más de 2,2 millones de personas en todo el mundo se sumaron a peticiones, mientras que más de 120 empresas globales y más de 1.000 organizaciones de la sociedad civil también han respaldado los llamados para la firma de un tratado.
Considerando este termómetro social, IPSOS, multinacional de investigación de mercado líder en el segmento, encuestó a más de 20.000 personas a fines de 2021 a pedido de Plastic Free Foundation y en asociación con WWF, quienes realizaron el análisis de los resultados. Se trató de la primera encuesta global integral sobre la necesidad de un tratado legalmente vinculante para combatir la contaminación plástica. Los países de América Latina lideraron: el 93% de los encuestados de la región reconocieron la importancia de alcanzar un tratado global sobre plásticos, seguidos por Europa y la región de Asia Pacífico.
En la Argentina, 9 de cada 10 personas indicaron que es importante que nuestro país sea parte de este acuerdo global sobre contaminación plástica; un tercio de los encuestados lo señalaron como esencial. Los datos son contundentes: el 85% de los participantes piensa que los fabricantes y el sector privado deberían ser responsables de reducir, reutilizar y reciclar los envases de plástico, mientras que al 84% le gustaría poder comprar productos que utilicen la menor cantidad posible de envases.
Los próximos pasos requieren que los líderes mundiales aprovechen este abrumador apoyo y el momento decisivo ante el que se encuentran, para establecer un ambicioso tratado global sobre la contaminación plástica para el 2024 que:
Sea jurídicamente vinculante con normas y regulaciones comunes que permitan ampliar las soluciones para una economía circular en todo el mundo;
Incorpore regulaciones globales a lo largo de todo el ciclo de vida de los plásticos, incluidas las prohibiciones globales de productos y acciones nocivas, los estándares de diseño de productos y las medidas que reducen la producción y el consumo del plástico virgen;
Reconozca el papel fundamental de los recuperadores informarles en el impulso de una economía circular, y permita la participación de este sector en las negociaciones.