En el marco de la 15° Conferencia de las Partes (COP15) del Convenio de Diversidad Biológica (CBD), este 19 de diciembre en horas de la madrugada, se aprobó en Montreal-Canadá el nuevo ‘Marco Global para la Biodiversidad’ (MGB). Tras dos semanas de negociaciones, a veces contenciosas entre países del Sur y Norte Global, el nuevo acuerdo establece 4 objetivos y 23 metas para revertir la actual crisis socioambiental relacionada con la pérdida de biodiversidad y la degradación ecosistémica.
Entre sus objetivos estratégicos, el MGB busca para el 2030: i) resguardar la conservación de la biodiversidad, ii) asegurar las contribuciones de la naturaleza para la gente, iii) propiciar la distribución equitativa y justa de los recursos genéticos, y iv) superar la brecha financiera para la implementación de las acciones necesarias.
Llevada a cabo bajo el alero de la ONU, la COP15 reunió a delegaciones de los 196 países que son partes del convenio. Cabe recordar que este proceso multilateral se hace cada diez años, y el MGB de Montreal reemplaza las anteriores ‘Metas Aichi’ que fueron aprobadas en dicha ciudad japonesa para el periodo 2010-2020. Si bien hubo un atraso de dos años para la aprobación del plan para 2030, debido a la pandemia, este tiempo también dio nuevas oportunidades para aportar a este documento, incluyendo un lugar clave para la vinculación ciencia-política.
Como experto argentino ante la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) desde el año 2015, el Dr. Christopher Anderson (ICPA-UNTDF, CADIC-CONICET) participó de la COP15 como parte de las actividades de la IPBES para mejorar el suministro de información y conocimiento para la toma de decisiones sobre políticas públicas de conservación. Habiendo sido coordinador de capítulos en la Evaluación Regional de la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos para las Américas y el informe sobre Los Múltiples Valores y Valoraciones de la Naturaleza, Anderson resalta que en la COP15 “fue emocionante ver casi 19.000 personas de todo el mundo reunidas para una causa de solidaridad para con la naturaleza y para con la humanidad.
Es muy importante que en el nuevo MGB no sólo reconoció explícitamente los aportes de información y conocimiento desde IPBES, sino también de parte de otros actores sociales, como los pueblos indígenas. Lo que se logró es consolidar al nivel político un cambio paradigmático que hemos venido trabajando de que la conservación ambiental va más allá de lo ecológico y cuando pensamos en la naturaleza debemos reconocer e integrar sus múltiples valores – ya sean ecológicos o económicos, pero también socioculturales, de salud y espirituales, entre otros.”
Anderson también mencionó que "distintas investigadoras e investigadores de la Argentina han hecho grandes aportes al nivel mundial en estos espacios de ciencia-política y ahora es crucial que nuestro país ponga en práctica las herramientas que permitan cuantificar y monitorear los múltiples valores de la naturaleza, pero también que permitan promover la participación y la inclusión de distintos actores sociales, principios que van de la mano con la sostenibilidad. El MGB ha plasmado un enfoque en ‘toda la sociedad’, pero hace especial hincapié en el papel de las mujeres, los jóvenes y las diversas identidades de género, los pueblos indígenas y las comunidades locales”. Concluye el Dr. Anderson, “en definitiva, no hay justicia social sin justicia ambiental”.