El economista y académico Guillermo Covernton, del Movimiento Liberal Libertario, destacó: "Los fondos buitres no existen. Hay distintos tipos de acreedores. Lo que tienen en común es que poseen deuda que el Estado Argentino emitió. Unos tienen menos capacidad de resistencia y prefirieron acordar los términos que el gobierno impuso unilateralmente, mientras que otros poseen más capacidad de incurrir en gastos y litigar”.
El economista y académico Guillermo Covernton, del Movimiento Liberal Libertario, destacó: "Los fondos buitres no existen. Hay distintos tipos de acreedores. Lo que tienen en común es que poseen deuda que el Estado Argentino emitió. Unos tienen menos capacidad de resistencia y prefirieron acordar los términos que el gobierno impuso unilateralmente, mientras que otros poseen más capacidad de incurrir en gastos y litigar”.
Para Covernton, un gobierno que cataloga de buitres a los tenedores de deuda está reconociendo que cuando emitió esos títulos estaba vendiendo carne podrida y, al admitir que ellos compraron deuda a muy bajo precio, no hace otra cosa que reconocer su absoluta incompetencia. “Si los títulos llegaron a valer tan poco, no hay justificativo para que el mismo gobierno no los haya comprado, cancelando así su obligación a una mínima fracción de su valor originario”.
Por su parte, el referente económico del movimiento liberal destacó que es una mala señal que la oposición y los medios caigan en la trampa de utilizar la terminología impuesta por el populismo. "Esto parece dejar en claro la corresponsabilidad de prácticamente todo el espectro político argentino, que festejaba cuando se repudió la deuda que ahora está en litigio. Practicamente todos los sectores estuvieron representados en esa fallida maniobra que ha destruido la credibilidad del Estado argentino en todos los mercados financieros y que exigirá muchísimos años de conducta antes de ser reestablecida", manifestó.
“Es muy simple caer en un nacionalismo infantil, pero la ciudadanía debe comprender que este comportamiento se traduce en un perjuicio para los argentinos, ya que la historia termina con menos crédito e inversión, lo que significa menos trabajo y salarios miserables”, concluyó.