Este 12 de octubre celebramos el centenario de la asunción del primer presidente electo democráticamente en sufragios libres y limpios: recordamos a Hipólito Yrigoyen, líder radical tras la muerte de Leandro Alem, quien triunfara en los comicios realizados tras la sanción de la conocida como Ley Saenz Peña. Recientemente también se cumplió, el 6 de septiembre, el aniversario del primer golpe de estado, también contra Yrigoyen, en 1930. Haber sido el primer mandatario en ser electo bajo el mandat
Este 12 de octubre celebramos el centenario de la asunción del primer presidente electo democráticamente en sufragios libres y limpios: recordamos a Hipólito Yrigoyen, líder radical tras la muerte de Leandro Alem, quien triunfara en los comicios realizados tras la sanción de la conocida como Ley Saenz Peña. Recientemente también se cumplió, el 6 de septiembre, el aniversario del primer golpe de estado, también contra Yrigoyen, en 1930. Haber sido el primer mandatario en ser electo bajo el mandato popular significó, por un lado, el fin de la hegemonía conservadora que dominó la Argentina desde 1862 y más fuertemente con la liga de gobernadores que perfeccionó la máquina del fraude a partir de 1880; y, por el otro, el inicio de una serie de políticas modernizadoras, ya que es en los años del primer gobierno radical que, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, se apoyaron las primeras políticas de sustitución de importaciones.
Es en múltiples facetas que podemos y debemos reivindicar el legado yrigoyenista. Su política de no intervención en conflictos internacionales constituye, más que una declaración de principios de política exterior, una declaración filosófica ante las propias relaciones entre países. La necesidad de crear una unión aduanera sudamericana que pusiera a estas latitudes en mejores condiciones ante el resto del planeta y creara el marco general para el bienestar de la región es una cabal demostración de la visión de estadista que mostrara el primer presidente radical. En materia educativa, mostró ánimos reformistas acordes a los tiempos que vivía el país, poniendo al niño en el centro del proceso de enseñanza y aprendizaje, mediante la reforma conocida como Rezzano; o el apoyo al movimiento reformista que buscaba la autonomía universitaria y la libertad de cátedra en el ámbito de la educación superior. La creación, por otra parte, en 1922, de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), muestra la concepción del rol del Estado en la economía y, particularmente, en un sector estratégico de la economía, tal como ya se vislumbraba y fuera siendo cada vez más a lo largo de las décadas siguientes.
Yrigoyen constituye, con todo, un gran misterio en muchas aristas de su vida. Sin haber pronunciado muchos discursos y con un estilo de vida cerrado -de ahí su apodo de Peludo-, es una personalidad fascinante por todo lo que significó en los albores de la vida democrática de un país que, a cien años de dicho acontecimiento, mantiene desafíos que nos deben hacer volver la mirada sobre aquel enigmático pero singular y observador Hipólito Yrigoyen.