Remitiéndonos al significado que la Real Academia Española otorga al término “Responsable”, como “Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.” (Diccionario RAE, Vigésimo Segunda Edición, ON Line), podemos decir que un adulto, en tanto tal, es responsable de las consecuencias que sus actos conllevan, sean estos buenos o malos.
Remitiéndonos al significado que la Real Academia Española otorga al término “Responsable”, como “Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.” (Diccionario RAE, Vigésimo Segunda Edición, ON Line), podemos decir que un adulto, en tanto tal, es responsable de las consecuencias que sus actos conllevan, sean estos buenos o malos.
El sistema educativo, entre sus tantas funciones, procura, precisamente, formar futuros ciudadanos a partir de la internalización de normas de conducta y la asunción de las consecuencias que deriven de sus actos cotidianos. Revisemos en los recovecos de nuestra memoria y encontraremos múltiples situaciones en que una maestra o un profesor nos ha hecho reflexionar sobre nuestros actos. La instancia misma de calificación en un examen es parte de asumir las consecuencias de estudiar o no estudiar.
Todo esto, que puede parecer de sentido común, deja de tener validez cuando la Justicia cita a declaración indagatoria a miembros del Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación Fueguina (SUTEF) por destrozos en las instalaciones de la Casa de Gobierno.
El paro convocado por los gremios, la movilización llevada a cabo ante las oficinas del Poder Judicial en la calle Congreso Nacional de Ushuaia; el repudio expresado por actores políticos; no significa otra cosa que eliminar el sentido común en el comportamiento ciudadano, y aceptar la violencia y la degradación de los actos como parte natural en los mecanismos de resolución de conflictos.
¿Qué sucedería si el día de mañana cualquier vecino de Ushuaia entra a destrozar oficinas de la Casa de Gobierno? ¿Qué pasaría si una persona que trabaja en una oficina de un Ministerio decide romper el mobiliario que forma parte de la dependencia? Si el día de mañana quien esto escribe decide ir a la vivienda de un vecino porque no está conforme con su comportamiento e ingresa rompiendo puertas y ocupando la vivienda, ¿Querríamos gozar de la impunidad? Y si esto pasara en nuestra propia vivienda, ¿No nos sentiríamos desamparados?
El comportamiento de un adulto responsable no distingue la profesión, el nivel de vida o el grado de de instrucción alcanzado. Evidentemente hay deudas en causas del Poder Judicial que a la hora de tocar intereses sensibles al poder político no tuvo la celeridad acorde con la gravedad pertinente. Pero de ahí a justificar los destrozos deliberados de personas que estaban en pleno uso de sus facultades mentales y con el suficiente raciocinio para distinguir las consecuencias de las acciones, constituye un contrasentido pleno del sindicalismo que pretende exigir comportamiento responsable en los funcionarios, mientras a la hora de dar explicaciones por acciones de violencia pretenden ser autómatas sin la más mínima capacidad de afrontar las consecuencias de sus actos.