El concejal Silvio Bocchicchio (ECoS) denunció que la “voracidad del empresario Juan Felipe Gancedo por hacer negocios en Tierra del Fuego, aún a costa de la comunidad local”, es el “principal obstáculo” para que el Gobierno fueguino avance con la construcción de la sede del CAAD en Ushuaia, en el terreno que “legal y legítimamente otorgó la ciudad para ese fin”.
“Gancedo se quiere quedar con el terreno del CAAD invocando derechos adquiridos sobre un terreno que es municipal, esto es inédito”, enfatizó Bocchicchio quien cuestionó también a las “vinculaciones políticas” del empresario por “anteponer los negocios privados a las necesidades urgentes del pueblo fueguino”.
En esa línea, el concejal de ECoS resumió que el Gobierno no avanza en la construcción de la sede del Centro de Actividades Alternativas para Discapacitados (CAAD) porque “este especulador inmobiliario le da letra a los funcionarios con amenazas judiciales para que decidan políticamente en favor de su pretensión de quedarse con el terreno que la ciudad le asignó al CAAD”.
El predio del CAAD es el delimitado por las calles Kupanaka, Kuanip, 12 de Octubre y la parcela contigua perteneciente a Gancedo. El empresario había iniciado en 2015 trámites para desarrollar un proyecto urbanístico en el predio municipal lindero. La moción fue aceptada, pero condicionada a la presentación de un proyecto urbano, que sea aprobado y a la firma de un convenio de padrinazgo y el cumplimiento de requisitos allí establecidos.
“Pasaron tres años y medio sin que la empresa presentara un sólo papel. En ese tiempo se construyeron decenas de edificios en el Centro, se desarrollaron cientos de terrenos, y apareció la necesidad urgente de construir un edificio para el CAAD que contenga a las 180 personas que allí concurren atendidos por más de 60 docentes”, resumió Bocchicchio.
En ese contexto, la ciudad, a través de sus instituciones, adjudicó el espacio verde a modo gratuito para la edificación de la sede del CAAD, que en la actualidad funciona en un edificio prestado, en el que no hay más lugar. “Convirtieron un invernadero en aula taller, un patio interno en un aula; ni siquiera pueden servir el almuerzo a todos juntos, porque no entran”, graficó el concejal.