El primer ministro británico prometió un referendo para decidir la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea (UE) si es reelecto en las elecciones generales de 2015.
“Es hora de que el pueblo británico exprese su opinión. Llegó el momento de resolver esta cuestión europea en la política británica”, manifestó en un discurso de 40 minutos, el más importante de su gestión.
El líder conservador explicó que si su partido se impone en los próximos comicios, “buscará el mandato del pueblo británico” para negociar un nuevo acuerdo con el continente.
Su idea es redefinir el monto de lo que aporta el Reino Unido al presupuesto anual de la UE y repatriar algunos poderes que en las últimas décadas adquirió Bruselas, sobre todo para proteger al sector bancario y mercantil londinense.
No es casualidad que Cameron haya decidido dar su discurso en la sede central que la empresa multinacional Bloomberg, dedicada a servicios financieros, tiene en la capital inglesa.
“Cuando hayamos negociado ese nuevo acuerdo, vamos a dar al pueblo británico un referendo con una muy simple elección de permanecer en la UE en estos nuevos términos, o salir todos juntos”, explicó Cameron.
Esa consulta decisiva será “durante la primera etapa del próximo Parlamento”, lo que significa una fecha límite de finales de 2017, indicó.
Al dirigirse directamente al pueblo británico, el primer ministro señaló que “tendrán que tomar una decisión sobre el destino del país” y advirtió que “si dejamos la UE, será un boleto de ida, sin retorno”.
El premier reiteró su deseo de permanecer en el bloque, pero con modificaciones: “Creo que podemos tener una UE más flexible, adaptable y abierta, en el que se satisfagan los intereses y las ambiciones de todos sus miembros”.
Comentó que “el acceso continuo al mercado único es vital para las empresas y puestos de trabajo británicos” y recordó que el Reino Unido “es el destino de una de cada cinco inversiones internas en Europa”.
No obstante, explicó que está a favor del referendo porque la “desilusión con la UE llegó a su punto más alto” por la crisis de la moneda única y los rescates financieros a los países con mayores déficits.
Con ese mismo argumento justificó que hacer la consulta ahora sería una “falsa elección”: “Es un error preguntar al pueblo si quiere quedarse o no sin antes tener la oportunidad de enderezar nuestras relaciones”.
Según una encuesta reciente de la consultora YouGov, no existe una tendencia marcada sobre cómo votaría hoy la población ante un referendo.
Un 40% de los consultados señaló que elegiría quedarse en Europa, un 34% decidiría abandonarla y un importante 20% no lo tiene definido.
Pero lo que sí está claro en la encuesta es que la intención de voto del Partido Conservador está en baja y hoy sería segunda fuerza, detrás de los laboristas que le sacaron 11 puntos porcentuales de ventaja.
Por eso muchos analistas coinciden en que el discurso de Cameron, que ya explicó que buscará su reelección, busca tener un efecto proselitista tanto entre el público, como frente a los otros tories, donde reina una visión euroescéptica.
El anuncio también es el golpe de knock out para la tambaleante alianza con los liberales demócratas, actuales socios del gobierno de coalición, que dejaron en claro su deseo de fortalecer la relación entre Londres y el continente.
El viceprimer ministro, Nick Clegg, sostuvo hoy que el discurso “va en contra del interés nacional” porque “crea una incertidumbre que golpeará la creación de trabajos y el crecimiento”.
Por su parte, el líder del laborismo, Ed Miliband, señaló que el primer ministro está llevando al Reino Unido a “un precipicio económico” y también habló de la inestabilidad que generará el referendo.
Otro integrante de ese partido, el ministro en las sombras en temas de política exterior, Douglas Alexander, se refirió a las palabras de Cameron como una extorsión: “Todos queremos ver cambios en Europa, pero la idea de conseguirlos poniendo una pistola en la cabeza a tus socios con la amenaza de irse, no tiene sentido”.