Finalizando la semana en que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difundió que, en la Argentina, la pobreza alcanzó el 40.1% y la indigencia el 9.3% en el primer semestre de 2023 -esto es, sin contemplar el impacto que la brutal devaluación de Sergio Massa tras las Primarias de mediados de agosto-; el jefe de Gabinete del Gobierno de la provincia de Buenos Aires e intendente hasta septiembre de 2021 del partido de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, fue captado en videos de su nueva novia, la modelo Sofía Clerici, de vacaciones en Marbella, en el Mar Mediterráneo, en un marco de gran ostentación y frivolidad que provocó furiosas críticas del arco político opositor.
En un yate de lujo -cuyo costo, señalaron algunos conocedores, rondaría los 9 mil dólares por ocho horas en temporada alta-; recorriendo lujosas tiendas adquiriendo productos de lujo de afamadas marcas; y en el medio de una campaña electoral en donde el recorte del gasto público y, sobre todo, político, adquirió inusitada importancia; las imágenes de Insaurralde generaron reespuestas de diversos dirigentes de la oposición, tanto desde Juntos por el Cambio hasta La Libertad Avanza, pasando por el peronismo no kirchnerista.
Pero no es el primer escándalo que roza al funcionario apañado por la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner en la provincia de Buenos Aires, «madre de todas las batallas» según señalan numerosos analistas políticos que ven en dicho distrito el refugio perfecto para el kirchnerismo en eventual retirada si pierden el Gobierno Nacional en los comicios del mes de octubre o noviembre. Circuló fuertemente el rumor que indicaba que, tras su divorcio de la conductora televisiva Jesica Cirio, ésta le habría reclamado al funcionario justicialista 50 millones de dólares, de los cuales, finalmente, obtuvo 20. Si el reclamo era de 50, lo lógico sería pensar que el político tiene en su haber 100 millones de dólares, acercándonos de esta manera a la gran pregunta: ¿cómo puede tener una fortuna de cien millones de dólares una persona que se dedicó a la política y no tiene una fuente de tan ingentes recursos de forma alternativa? ¿Ningún fiscal podría haber indagado de oficio para acallar estos rumores o, de ser ciertos, avanzar en una línea investigativa? La declaración jurada de bienes de Insaurralde, de noviembre de 2022, da cuenta que posee una vivienda en Lomas de Zamora valuada en poco más de $10.600.371; un depósito bancario de $335.588; $33.280 en bienes personales; $118.280 en retenciones de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP); $247.319 de saldo en una cuenta particular; $6.479.853 por Sociedades Anónimas; y dinero en efectivo por $300.000. En calidad de jefe de Gabinete, percibe ingresos por $1.045.940 y como intendente, previamente, $2.784.078.
El candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Ramiro Marra, quien fue duramente criticado recientemente por afirmar que habría que cerrar el canal Paka Paka, apuntó, con buen tino, que ahora esperaba leer críticas igual de fuertes contra el funcionario del gobierno de Axel Kicilloff. Lo cierto es que todavía el gobernador bonaerense no sólo no emitió ningún tipo de opinión sino que tampoco ha adelantado si pediría la renuncia de su jefe de Gabinete.
Tampoco hubo pronunciamiento con respecto al otro hecho que salpica y enchastra a la política: el descubrimiento del puntero del Partido Justicialista (PJ), Julio «Chocolate» Rigau con 49 tarjetas de débito extrayendo dinero en efectivo de cajeros del Banco de la Provincia de Buenos Aires y que, no sólo fue dejado en libertad, sino que fue sobreseído por el tan básico tecnicismo que no se le leyeron los derechos y las garantías en el momento de ser apresado. Puntero que ocupó lugares de relleno en listas de candidatos del PJ y con vínculos con los sectores de Massa e Insaurralde -este último el gran prestidigitador de la Legislatura provincial-, su liberación constituyó un soplo de aire fresco para aquellos que temían que pudiese hablar.