Por Jorge Gimenez* La retracción de la economía, producto del estado de incertidumbre e intranquilidad social, desencadena una disminución de la actividad comercial, que repercute seriamente a la actividad económica.
Sin ánimo de ser técnico de la economía pues no es mi rubro, ello no me va a impedir contarles experiencias propias y de personas conocidas que no están dentro del estado.
Trámites judiciales demorados porque las entidades estatales y municipales no contestan los pedidos de informes. Empresas inmobiliarias que tienen paradas operaciones porque hay dificultades en rentas y municipalidad. Restaurantes, que perdieron dinero para Semana Santa y siguen perdiendo en estos días. Consultorios con pacientes sin las órdenes autorizadas pues el IPAUSS solo atiende con horas reducidas. Taxistas que ven reducidos sus ingresos, por la disminución del movimiento comercial, comercios de la calle San Martín, que sufren en primera persona la caótica situación del tránsito tanto de personas o vehicular.
Estos y muchos otros invisibilizados soportan la reducción de sus ingresos, producto de medidas de fuerza que no eligieron hacer.
Por supuesto esto hace que incumplan de alguna forma con otros, en el pago de sus obligaciones y la consecuente afectación de todo el circuito económico.
Los estatales provinciales, los municipales, los maestros, los jubilados y por supuestos toda la clase política, no ve reducido sus ingresos, ya que de una manera u otra, cobran sus haberes a fin de mes.
Puede ser esto último, uno de los motivos por los cuales a ninguno de los nombrados les interesa, verdaderamente encontrar una solución al problema.
Por ello, el verdadero paro no lo hacen los estatales.
*El autor es abogado especialista en derecho bancario, fue miembro de la Sucursal Ushuaia del Banco de la Nación Argentina. Actualmente, es titular del Estudio Jurídico que lleva su nombre.