Por Paola Priotti* Desde la declaración de la pandemia por la OMS hemos entrado de lleno a una situación que jamás podíamos imaginar que pudiera suceder: la parálisis total del turismo. No tenemos experiencia sobre manejo de crisis de esta envergadura, razón por la cual nos encontramos gestionando a ciegas y esperando mágicamente la vacuna o que el paso del tiempo deje esta etapa atrás, y volvamos a desarrollar la actividad turística tal y como la conocíamos.
Por un lado, se dice que el turismo que vendrá es el Turismo Rural otros apuestan por el Turismo de Proximidad sin embargo estas parecen respuestas solo a atender una necesidad de ocio de corto plazo, generada por los cierres de frontera de los países y la falta de conectividad aérea que nos permita desplazarnos a otros destinos. Cuando nos toca llevar adelante un plan de desarrollo estratégico, uno de los retos es identificar las oportunidades y amenazas que condicionan a futuro el destino, y creo que hoy pasa por construir “confianza” en el destino, en sus prestadores y en la sociedad de base donde se asienta ese destino turístico.
Vemos con esperanza las medidas que flexibilizan el confinamiento y como otras regiones a pesar de los nuevos contagios, retoman su actividad económica con vaivenes marcados por la evolución de la misma enfermedad. Casi 9 meses después del inicio de los primeros contagios en China, el virus no da tregua y frente a ese escenario la vida debe continuar, pensar un mundo sin virus no parece tan cercano, y pensar un mundo sin turismo nos avizora ciudades con aumento del desempleo. El gobierno está presente de manera activa por medio de asistencias financieras que permiten paliar en algo los compromisos empresariales, pero debemos mirar a mediano y largo plazo y para eso, pensar en la necesaria integración de salud y economía.
Tomando prácticas que han implementado otras regiones como es el caso de Colonia (Uruguay) para pasajeros que provienen de Buenos Aires, al menos mientras se apruebe la vacuna, las autoridades de control podrían exigir a las personas, previo a su desplazamiento Certificados de Salud con PCR (-) como mecanismo de prevención de circulación de personas portadoras de virus, establecer aislamientos más cortos en destino y nuevo Test (-) posterior a la cuarentena para incorporarse a la actividad cotidiana de la región. Puede ser una estrategia costosa que podría valorarse frente al costo de paralizar la actividad económica y al costo del sistema sanitario una vez que la cadena de contagios se dispara.
El turismo como sector económico estratégico es un gran dinamizador de la economía, genera impactos de manera transversal en la comunidad donde se desarrolla y para ponerse de nuevo en marcha requiere de nuevos acuerdos. Frente a una demanda que será escasa nos vamos a encontrar con que la estructura turística instalada va a operar con un exceso de oferta y para mitigar los costos de operación y comercialización seria una estrategia apropiada pensar en cluster de compras de insumos comunes, cluster de promoción en mercados comunes, o cluster de prestación de servicios para incrementar la productividad de los recursos utilizados en la prestación de servicios turísticos. Es ahora el tiempo de unirse y de trabajar en objetivos comunes.
*Priotti integra los equipos técnicos de la Filial Tierra del Fuego del Instituto Moisés Lebensohn. Es Contadora Pública Nacional y titular de una tradicional agencia de viajes y turismo fueguina que lleva su apellido.