Cuando se habla de reforma tributaria o impuestazo, ya se ha tomado partido a favor o en contra, sin embargo es necesario un análisis de la situación que nos lleva a este lugar de conflicto.
En una provincia que posee un régimen tributario nacional de excepción, con actividades privadas promocionadas y donde el Estado sigue siendo el mayor empleador, ocupando al 50% de la masa asalariada, con alta incidencia en el consumo interno y con una situación de la economía nacional donde la mayor parte de las provincias están reestructurando su política impositiva, no parece descabellado pensar en un ajuste de los tributos, entendiendo al Estado como parte activa en la generación de ingresos del sector privado.
Pero no por eso es admisible que se plantee tal reforma sin un profundo análisis de la situación de cada sector de la economía; que se pretenda saldar el déficit de la administración sin un estudio profundo de las problemáticas de la sociedad a la que se representa. Resulta impensable desconocer que un aumento indiscriminado del 50% o 100% en un gravamen, por menor que sea en el monto a tributar, será siempre, como paliativo financiero una medida cuanto menos improvisada y para una economía en desaceleración, un factor de temor y duda para el futuro.
Es así que deviene imprescindible exponer claramente la situación económica y financiera de la provincia y convocar a las fuerzas políticas y al sector privado en pos de resolver los problemas económicos, creando consensos en la implementación de las soluciones, evitando de ese modo que nuestra provincia quede sumida en permanentes conflictos sociales.
Sensatez, profesionalismo y sinceridad al momento de plantear la situación económica de la provincia, gestos de grandeza y espíritu democrático al propiciar el diálogo sellando el compromiso de la ciudadanía, son los valores que esta Juventud Radical espera del Gobierno provincial que tiene en sus manos el poder de solución de este conflicto para el resguardo de nuestro futuro y el de toda la sociedad fueguina.