Greenpeace calificó como una “toma ilegal de mar” el accionar de la empresa salmonera Nova Austral, la cual ha instalado, una serie de estructuras en la zona del canal Beagle mientras se debate en tribunales el inicio de sus operaciones. También la ONG solicitó a la Corte de Apelaciones de Punta Arenas que se decrete nuevamente la orden de no innovar. Además informan que la Subsecretaría de Pesca chilena ha anunciado un proceso administrativo que busca la suspensión definitiva de las concesiones de Nova Austral en la zona.
“Es responsabilidad del Estado hacer cumplir la ley y desalojar cuanto antes a una salmonera que se ha apropiado ilegalmente de un pedazo de mar que pertenece a todos los chilenos. Lamentablemente, como como están en medio del Beagle, la empresa Nova Austral ha hecho lo que ha querido hasta ahora”, dice Mauricio Ceballos, vocero del área de océanos de Greenpeace.
La salmonera posee cuatro concesiones en la zona, pero la siembra de alevines debió ser suspendida luego de que la Corte de Apelaciones de Punta Arenas acogiera a trámite un recurso judicial interpuesto por Greenpeace y vecinos de Puerto Williams y se dictara una orden de no innovar.
“En 2005 la entonces Pesquera Cabo Pilar obtuvo estas cuatro concesiones, pero disponía de un año de plazo para la planificación técnica de su proyecto, lo que nunca cumplió. Esta situación derivó en un juicio arbitral el 2008, el cual determinó la suspensión completa de las operaciones y el ingreso de peces e instalación de estructuras flotantes, como pontones o balsas jaulas. Sin embargo, pese a esta orden, entre enero y febrero de este año, la empresa Nova Austral, que adquirió las concesiones a Cabo Pilar, comenzó con el movimiento y traslado de materiales para adelantar el inicio de sus operaciones, lo que en la práctica es una toma ilegal de mar”, denuncia Mauricio Ceballos.
Al exponer sus descargos ante la corte, Nova Austral planteó que su proyecto “no sólo replica los altos estándares de producción que caracterizan a Nova Austral, sino que se basa en las excelentes condiciones ambientales de la zona para desarrollar una producción sustentable y sin antibióticos”.
Al respecto, Mauricio Ceballos señaló: “Siempre hemos escuchado este tipo de argumentos por parte de la industria cuando intentan justificar su expansión. Es básicamente prometer que todos los daños medioambientales que han causado con anterioridad no los volverán a repetir. Parece que Nova Austral olvida que el 2017 ellos mismos informaron al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura que habían detectado en algunos de sus centros salmoneros condiciones anaeróbicas en el agua, es decir, bajos niveles de oxígeno que imposibilitan la existencia de vida marina. Que ahora se instalen en el Beagle es una bomba de tiempo medioambiental que terminará explotando tal cual ya ha pasado en Los Lagos y Aysén”.
En este contexto, el 2 de mayo, el tribunal superior de Magallanes dispuso dejar sin efecto la orden de no innovar decretada con fecha 18 de abril. Sin embargo, Greenpeace acaba de solicitar a la Corte de Apelaciones de Punta Arenas que se decrete nuevamente la orden de no innovar, todo en un caso que la ONG considera emblemático para frenar la expansión salmonera en los mares más australes del país.
Además, la Subsecretaría de Pesca ha anunciado un proceso administrativo que busca la suspensión definitiva de las concesiones de Nova Austral en la zona.
“Lamentablemente, distintos gobiernos han actuado en la práctica como si fueran socios de las salmoneras, permitiendo una verdadera invasión en los mares del sur del país, los que han sido severamente dañados por los efectos de una industria que afecta de manera irreversible los ecosistemas en donde se instalan. Afortunadamente, en el caso del Beagle, la oposición de los ciudadanos y la comunidad yagán ha permitido elevar una voz de alerta que, al fin, parece haber hecho que el Estado, a través de la Subsecretaría de Pesca, reaccione y haga cumplir la ley. Es lo que debieran haber hecho hace mucho tiempo”, sentencia Mauricio Ceballos.