| 5 de julio

Investigan el impacto de las actividades humanas en los bosques sumergidos de Ushuaia

Investigadores buscan determinar el impacto ambiental de las actividades humanas en los bosques sumergidos de Tierra del Fuego con el objetivo de diseñar estrategias para proteger estos ecosistemas que contribuyen a la lucha contra el cambio climático, informó la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba).

Investigadores buscan determinar el impacto ambiental de las actividades humanas en los bosques sumergidos de Tierra del Fuego con el objetivo de diseñar estrategias para proteger estos ecosistemas que contribuyen a la lucha contra el cambio climático, informó la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba).
 
La tendencia mundial indica que en los últimos 50 años se detectaron reducciones en el 38% de estos bosques de algas pardas.
 
Las observaciones de Julieta Kaminsky, coautora del estudio del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) y becaria doctoral, fueron presentadas en el Ciclo de Seminarios del Mar organizado por la cátedra de Ecología Acuática de la Fauba.
 
El estudio evalúa el impacto ambiental de las actividades humanas en estos ecosistemas fueguinos con miras a diseñar estrategias para protegerlos.
 
Los resultados de esta investigación podrían ser relevantes para entender el estado de las macroalgas en otros sitios con condiciones ambientales similares.
 
En las costas de la Patagonia Argentina, los bosques sumergidos se forman a partir de un alga llamada cachiyuyo -cuyo nombre científico es Macrocystis pyrifera- que puede medir más de 30 metros de largo.
 
Los bosques sumergidos en la Argentina están a lo largo de las costas entre Chubut y Tierra del Fuego.
 
Kaminsky, licenciada en Ciencias Ambientales por la Fauba, explicó que «llamamos bosques a estos ecosistemas porque debajo del alga principal, que es la que forma el ecosistema, viven otras especies más pequeñas, al igual que ocurre en los bosques terrestres”.
 
Kaminsky destacó que los bosques de estas algas cambian a lo largo del año, ya que esta alga tiene una alta capacidad de respuesta a las variaciones ambientales.
 
“El ecosistema se adecua a los cambios en la cantidad de luz, que en esta región varía con la época del año, y con las descargas de los glaciares, que enturbian las aguas, además de otras variables naturales”, precisó, y añadió que “a estas se suman las actividades humanas, que en Ushuaia tienen que ver principalmente con las descargas de aguas residuales y basura”.
 
 
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