Con el fallecimiento, el pasado sábado, de Juan Carlos Oyarzun, se va también una parte de la historia del Movimiento Popular Fueguino (MoPoF) y de la ciudad de Ushuaia. Integrante de una generación de hombres y mujeres militantes que forjaron la tierra que conocemos, es imposible dejar de lado el compromiso que mantuvo desde su lado militante, en simultáneo con las instituciones en las que participó gracias al voto popular. Su historia también es, sin lugar a dudas, la historia del pionerismo.
Marido, padre de familia, abuelo, amigo, vecino entrañable, dejó una ausencia cuando muchos de quienes lo conocían -además de su círculo familiar- supieron de su partida el pasado sábado en las primeras horas de la mañana y luego, en la tarde, se acercaron a la Casa Ramón Oviedo para brindar su despedida y el acompañamiento. Padre del actual subsecretario de Relaciones Institucionales, Fernando Oyarzun, quien continúa la militancia política en el histórico partido provincial como autoridad de la Convención Provincial y ex candidato a concejal en las elecciones de 2019.
Dueño de una prolífica trayectoria política que lo llevó a ser concejal de Ushuaia entre 1983 y 1985, candidato a intendente este último año siendo derrotado y también por desgracia siendo destinatario de improperios racistas y xenófobos que aun hoy resuenan como un triste eco entre quienes recuerdan estos hechos (aunque con el ánimo de saber si quienes causaron semejante episodio alguna vez han reflexionado sobre su accionar). También se desempeñó, en tiempos de la Convención Constituyente encargada de redactar la Carta Magna que fuera anticipatoria de algunos de los grandes y novedosos cambios que se instauraría a nivel nacional unos años después, en 1994, como autoridad partidaria, brindando ideas que luego serían tomadas por los representantes del MoPoF en dicha Convención. Con un breve interregno como subsecretario de Hacienda de la provincia, en 1991 seria electo legislador provincial. En este último es dable recalcar que la Cámara de Senadores de la Nación se conformaba en aquellos tempranos años 90, todavía, con representantes electos de las Legislaturas provinciales. Por ello, al momento de sortearse quiénes serían los senadores de Tierra del Fuego, tras haber sido votado por unanimidad para ser uno de los senadores, el azar asistiría a Oyarzun para ocupar seis años la banca que integraría la Cámara alta hasta 1998.
Presidente de la Comisión de Deportes y vocal de las comisiones de Legislación General; de Acuerdos; de Asuntos Administrativos y Municipales; de Turismo; y de Deuda Social; su labor sería reconocida cuando en diciembre de 1998 sería designado Secretario Parlamentario del Senado hasta diciembre de 1999, y luego entre noviembre de 2000 y mayo de 2003. Miembro de la Comisión Interparlamentaria Mundial en donde tuvo la oportunidad de dialogar con representantes de distintas partes del mundo como representante de la comitiva argentina y Secretario Ejecutivo Alterno de la delegación argentina ante el Parlamento Latinoamericano de 2005 a 2012; no obstante los importantes lugares que ocupó, no obstaron su vínculo con el MoPoF, partido del cual fue uno de sus fundadores en 1971 en la denominación primigenia de Unión Popular Fueguina.
Protagonista de gestiones que impulsaron -y concretaron- el incremento en los fondos coparticipables de la nación con la provincia, además de obras públicas como la construcción del Aeropuerto Internacional de Ushuaia "Islas Malvinas" y la pavimentación de la ruta nacional Nº 3, el actual ministro de Trabajo y Empleo de la provincia, profesor Marcelo Romero, lo calificó como el mejor senador que tuvo Tierra del Fuego y uno de los próceres del Movimiento Popular Fueguino y, claro está, de la historia de la provincia.
En retrospectiva, no podemos decir si era más fácil o no la militancia política en los años 70 y 80. A priori, podríamos decir que sí, dadas las reducidas dimensiones que tenía todavía la ciudad por aquellas décadas. Pero también podemos advertir que en aquellos tiempos, no se trataba sólo de militar tal y como hoy conocemos la actividad. No sólo por el auge actual de las redes sociales y las tecnologías que nos acercan. Ushuaia y Tierra del Fuego no eran lo que hoy es: el ánimo emprendedor, la construcción de ciudadanía, la búsqueda y consolidación del compromiso por la cosa pública y por el otro, no sólo desde un partido político sino desde la función pública, resultarían un desafío que hoy nos es sumamente difícil, aun en un ejercicio imaginativo, poder asumir.
Probablemente, quienes tuvieron tan abnegado sacrificio y compromiso ya no puedan replicarse. No porque falten dirigentes de esa altura, sino porque los tiempos son otros. Y precisamente son otros, mejores en muchos aspectos y en otros más desafiantes, gracias al camino que nos allanaron quienes tuvieron esa visión de futuro que plasmaron en realidad personas como Juan Carlos Oyarzun.