A partir de la diferenciación clásica entre los simples goberrnantes y los estadistas, respecto a las virtudes propias de estos últimos para anticipar mediante políticas públicas y decisiones las implicancias de mediano y largo plazo, extendiendo así en algunos casos por generaciones su influencia; podemos decir que en Tierra del Fuego la carencia de estadistas o de, al menos, funcionarios con ambiciones de estadista; ha derivado en los problemas de infraestructura en ámbitos tan amplios como la educación, la salud, el deporte o red pluvial. Un ejemplo extremo y trágico de consecuencias que conlleva la carencia de estadistas y funcionarios que puedan anticiparse a las problemáticas, es la reciente inundación con más de 50 muertos oficiales por urbanizaciones en zonas bajas, adyacencias de ríos y arroyos modificando cauces naturales y un deficiente o directamente inexistente sistema de desagues y pluviales.
En Tierra del Fuego acontece de un tiempo a esta parte una preocupación de parte de organizaciones no gubernamentales, la Legislatura y sindicatos de la sanidad, respecto a la desbordada capacidad del sistema de salud estatal, comprobable en la saturación de los espacios del Hospital Regional de Ushuaia, la falta de profesionales para cubrir áreas sensibles, el envejecimiento funcional de los equipos de alta complejidad, la carencia de centros de salud en barrios con alta densidad poblacional, entre otros tópicos.
Al respecto, es válida e importante la convocatoria que periódicamente efectúa la Legislatura a través de la Comisión de Salud a las autoridades de la cartera sanitaria a fin de interiorizarse y pedir explicaciones sobre las políticas implementadas y proyectadas. Lamentablemente, no debemos quedarnos en el accionar meramente crítico aunque justficable de distintos sectores.
Resulta ilustrativo que en los últimos dos meses dirigentes como el intendente de la ciudad de Río Grande, Gustavo Melella, o el diputado nacional del Movimiento Popular Fueguino (MPF), Ingeniero Jorge Garramuño, también intendente (mc) de Ushuaia entre 1995 y 2007; hayan declarado en medios de comunicación que debería encararse un diálogo intersectorial a fin de acordar varios puntos de trabajo que sean objeto, no solo de la gestión de Fabiana Ríos (finalizando en 2015), sino y sobre todo de las próximas dos gestiones, implicando para ello un acercamiento entre los principales partidos políticos de la provincia de cara a los comicios de renovación parlamentara y ejecutiva en los diferentes estamentos de gobierno. Melella incluso ha puesto su marco de referencia en el conocido como Pacto de La Moncloa, que firmaran los distintos partidos políticos y centrales sindicales en España tras la muerte del dictador Francisco Franco, a fines de la década de los setenta.
Sin duda que dichas menciones, más allá de quienes las pronunciaron, no pueden sino generar la adhesión de quienes tienen en sus manos, actual pero también potencialmente, el destino de la Provincia. Y es que en términos de la realidad de las implicancias de las políticas públicas, quienes deben interesarnos no deben ser entes abstractos como la “sociedad”, la “provincia”, la “nación” o el “pueblo”, sino quienes son los destinatarios reales, nada más ni menos que personas que frente a un análisis de alta complejidad deben padecer largas esperas de un resultado que puede ser determinante para el diagnóstico y, por ende, en el tratamiento que debe seguir. En este sentido las demoras en la construcción del nuevo laboratorio de análisis patológicos constituye sólo un ejemplo de un problema estructural de la salud fueguina que no puede ser abordado exclusivamente por la provincia. Los municipios son otra instancia de gobierno, de representación y de respuesta a las demandas de las personas que requieren hoy un trabajo colaborativo y horizontal de la dirigencia política e institucional de la isla. Municipios del conurbano con presupuestos similares al de los nuestros, problemas de infraestructura básica más graves e índices de pobreza estructural más altos, tienen hospitales de alta complejidad que atienden patologías que para nuestra provincia no pueden resultar objeto de embates, considerando la bonanza económica que atraviesa Tierra del Fuego en la última década.
¿Cuál es entonces la imposibilidad de generar políticas públicas que reflejen concretamente la bonanza de los números presupuestarios? Evidentemente la incapacidad que parece atravesar al conjunto de las instituciones a la hora de generar instancias de diálogo permanente es uno de los factores que mayor gravitación presenta en un análisis de la interacción en el sistema político fueguino. Sería signo de buen futuro que los conflictos más desgastantes, como son aquellos vinculados a la ecuación salarial de los diferentes ministerios, puedan ser proyectados en términos de cuatro años. Es un buen antecedente en este sentido lo que hizo la gobernación de Ontario, en Canadá, que a la hora de proyectar las políticas de educación no sólo no dejó de lado la recomposición salarial y los aumentos como uno de los ejes de cualquier política pública, sino que además acordó con los sindicatos aumentos periódicos que reflejen una compensación de la pérdida del poder adquisitivo. ¿Nos podremos imaginar a los titulares de las carteras educativa y de salud acordando con SUTEF y ATSA aumentos anuales para los próximos cuatro años de un 30 % como piden las respectivas dirigencias? Por otra parte, ¿Cabe en nuestra imaginación ver a la gobernadora Ríos sentada en una misma mesa con los intendentes Sciurano, Melella y Queno, estableciendo prioridades de gasto conjunto para la construcción de centros de salud que puedan atender no sólo urgencias sino también patologías de mediana complejdad? ¿Podremos oir en una conferencia de prensa al gobierno de la provincia con autoridades de la Municipalidad de Ushuaia y de Tolhuin firmando un acuerdo para la construcción de dos hospitales que puedan incrementar la cantidad de camas para atender eventuales desastres como puede ser un sismo de mediana magnitud de modo de no generar un caos sobre la ciudad más austral del mundo y sobre el corazón de la isla situado encima de la falla del Lago Fagnano?
Dialogar. Proyectar. Acordar. Comunicar. Todas cualidades que requerimos en Tierra del Fuego para generar las condiciones de vida que en algún momento soñaron los pioneros que vieron en esta región los cimientos de la nueva civilización que llevaría progreso a la Argentina del siglo XXI.