La posible presentación en el Concejo Deliberante de Ushuaia de un proyecto de reforma de la Carta Orgánica Municipal para permitir al intendente Walter Vuoto presentarse a un tercer mandato jefe comunal, nos remite a las lamentables épocas en que gobernaba Carlos Menem y utilizaba -forzando- los resortes institucionales para realizar una gestión ligada fuertemente al nepotismo y la confusión de los asuntos públicos y privados. Todo ello, bajo la atenta mirada condescendiente de un cuerpo de concejales que, en una gran mayoría, no sólo no efectúa pedidos de informe sino que tampoco se molesta en mostrar algún tipo de indignación ciudadana.
Si bien la reforma constitucional de 1995 contó con el beneplácito del principal partido de la oposición, la Unión Cívica Radical (UCR), que a través de su líder, Raúl Alfonsín, había ya avanzado en una iniciativa en los años ochenta durante su presidencia a través de la creación del Consejo para la Consolidación de la Democracia que nucleaba a intelectuales y profesionales de distintos ámbitos para alcanzar el consenso en torno a un texto que se adaptara a las características de la sociedad y los desafíos del mundo que se avecinaba en aquellos años; la propuesta de Menem difería en un punto respecto de la radical alfonsinista. El objetivo primordial, de Menem en el 94 y de Vuoto en 2021, no es más que obtener una papeleta de conchabo que le permita seguir disfrutando de las mieles del poder sin límite constitucional.
El gran interrogante es, dado que en 1994, Alfonsín ejerció un rol de contrapeso a las ambiciones desmedidas cuasi despóticas de Menem, quién lo cumplirá en Ushuaia en pleno siglo XXI. Alfonsín, claramente, hubo uno solo. Pero la oposición en Ushuaia, ¿estará dispuesta a permitirle la rereelección indefinida en franco contraste con lo que el sentido común dicta en materia de eternización de los dirigentes?
El presidente de la República Federativa de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, afirmó, cuando se le consultó sobre la intención re-reeleccionista de Menem, sostuvo que "Eso es monarquía". ¿Será momento de transparentar el régimen en que vivimos en Ushuaia para formalizar el paso a una monarquía nepotista camino al despotismo?