| 26 de enero

Monitorean un témpano que se desprendió en la Antártida para evitar que afecte trayecto del Irizar

El Instituto Antártico Argentino (IAA) obtuvo las primeras imágenes satelitales nítidas del témpano que se desprendió el pasado domingo de la Antártida, cuya superficie equivale a siete veces la Ciudad de Buenos Aires, y que está siendo monitoreado para evitar que afecte el trayecto del rompehielos ARA "Almirante Irízar", que hoy zarpará desde Ushuaia hacia el continente blanco, informaron a Télam autoridades del organismo.

El Instituto Antártico Argentino (IAA) obtuvo las primeras imágenes satelitales nítidas del témpano que se desprendió el pasado domingo de la Antártida, cuya superficie equivale a siete veces la Ciudad de Buenos Aires, y que está siendo monitoreado para evitar que afecte el trayecto del rompehielos ARA "Almirante Irízar", que hoy zarpará desde Ushuaia hacia el continente blanco, informaron a Télam autoridades del organismo.
 
Al respecto el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, dijo que el desarrollo satelital argentino "no solo nos brinda información clave que nos permite, como en este caso, contar con datos actualizados del movimiento témpano para cumplir con éxito la segunda etapa de la Campaña Antártica de Verano 2022/23, sino que es una pieza fundamental para alcanzar un sistema científico-tecnológico soberano", según un comunicado difundido esta tarde por la cartera.
 
Se trata de dos imágenes que fueron tomadas por el satélite argentino Saocom 1A de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae): una de ellas se registró el lunes a las 14 horas y la segunda, que muestra al témpano más separado, fue obtenida ayer.
 
"Hay otras imágenes del témpano circulándose, pero son ópticas y tienen nubes. En cambio, esta imagen tomada por el satélite argentino tipo radar es más nítida porque la luz la genera el propio satélite, envía una señal de radar, atraviesa las nubes, llega hasta la superficie y vuelve. El satélite puede ver a través de las nubes", dijo a Télam Sebastián Marinsek, jefe del Departamento de Glaciología del IAA.
 
Según precisó Filmus, la misión Saocom 1, integrada por dos satélites de observación de la Tierra, Saocom 1A y 1B, equipados con radares de apertura sintética en banda L fueron desarrollados y fabricados en distintos puntos de la Argentina por la Conae junto con la empresa Invap, contratista principal para el proyecto; la empresa VENG S.A., la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados (GEMA) de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP), entre otras 80 empresas de tecnología e instituciones del sistema científico tecnológico del país; y se convirtió en "un caso paradigmático" en cuanto al objetivo que plantearon desde el Gobierno nacional de recuperar "nuestro Plan Espacial Nacional" para contribuir al desarrollo tecnológico de la Argentina, acompañando desde la CONAE la creación de nuevas áreas de negocios y de empresas.
 
Asimismo, el funcionario reafirmó la necesidad de reivindicar la soberanía sobre el denominado Sector Antártico Argentino que "está fundamentada, entre otros argumentos, en el desarrollo de actividad científica nacional en la Antártida desde hace más de un siglo".
 
Durante la Campaña de verano 2023, las carteras de Ciencia y de Defensa trabajarán en el armado de tres laboratorios multimodales construidos junto al Comando Conjunto Antártico (Cocoantar) con una inversión de 260 millones de pesos, con el objetivo de "intensificar las tareas de investigación científica en la Antártida", concluyeron en el comunicado.
 
Sobre el témpano, Marinsek advirtió que el peligro que presenta es que se mueve y es una pared que tiene 40 metros de alto, 40 kilómetros de ancho y 60 kilómetros de largo.
 
"Si un barco se lo encuentra de frente tiene que dar la vuelta o esquivarlo, ese es el problema; es un objeto muy grande de 1.500 kilómetros cuadrados", explicó el científico.
 
Por ese motivo, desde el IAA se contactaron con el capitán del rompehielos Irízar Carlos Recio, e intercambiaron información con el equipo de glaciólogos que forma parte de la tripulación.
 
El experto en glaciares afirmó que el desprendimiento "no va a afectar a Base Belgrano II de Argentina", ubicada a 350 kilómetros del lugar, pero aclaró que "es necesario monitorear cuando pase el rompehielos Irízar que esté a una distancia prudencial".
 
No obstante, señaló que la Antártida tiene 14 millones de kilómetros cuadrados de glaciar, y es necesario analizar la masa de hielo desprendida en ese contexto.
 
"Cuando el glaciar es muy grande los témpanos que se desprenden también son grandes, entonces 1.500 kilómetros cuadrados contra 14 millones es una porción chiquita con respecto a la Antártida, es importante ponerlo en proporción", explicó.
 
Además, Marinsek señaló que se trató de un desprendimiento "natural" vinculado al propio ciclo de los glaciares.
 
"El desprendimiento se dio por causas naturales y por el momento no detectamos fauna en la zona, porque en algunos meses se congela ese lugar y el témpano quedará atrapado ahí con el agua congelada, quieto hasta que el año que viene se descongele de vuelta. Desde el punto de vida humano, presenta un problema de navegación a considerar", añadió.
 
En cuanto al nivel del mar, aseguró que el témpano no afectará porque "ya estaba flotando desde antes de desprenderse y lo sigue haciendo" y "tarde lo que tarde en derretirse, ya está en equilibrio con el mar".
 
En tanto, sobre antecedentes de características similares, recordó que en 2017 se desprendió un témpano de 6.000 kilómetros cuadrados, y en 2021 otro de 1.200 kilómetros cuadrados.
 
El lunes, el British Antarctic Survey (BAS), un organismo que investiga las regiones polares, había informado que el bloque de hielo se desprendió de la banquisa entre las 19 y las 20 del domingo, después de que una fuerte marea ensanchara una grieta que ya existía en la plataforma de hielo.
 
Esta información también fue confirmada por el registro sísmico en la estación sismográfica BELA, perteneciente a la Red Argentino-Italiana de Sismógrafos Antárticos (Asain) que opera en la Base Belgrano II. Se trata de una red permanente de sismógrafos de alta sensibilidad que opera en la Antártida desde 1995.
 
En 2016, el BAS decidió desplazar la base Halley VI a otro lugar situado a unos 20 km por temor a que quedara a la deriva sobre un iceberg.
 
Según consignó la agencia de noticias AFP, ya se había desprendido otro iceberg de una talla similar hace dos años en la misma zona, bautizada plataforma de hielo Brunt y sobre la cual se sitúa la base británica de investigaciones Halley VI.
 
"Este desprendimiento era esperado y es parte del comportamiento natural de la plataforma de hielo Brunt. No está vinculado al cambio climático", explicó el glaciólogo Dominic Hodgson.
 
La Brunt es probablemente la plataforma de hielo más monitoreada de la Tierra, con una red de 16 instrumentos GPS que miden la deformación del hielo cada hora, aseguraron desde BAS.
 
 
 
 
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