| 8 de febrero

Nuevo diálogo por Malvinas: cómo lo ven en el Reino Unido

El gobierno conservador de Gran Bretaña no puede ser más claro con respecto a la disputa por las Islas Malvinas: todo menos soberanía. En este sentido, ningún cambio con respecto a sus antecesores. Aunque el encuentro Cameron-Macri logró una distensión en la relación bilateral y comienzan a aparecer ciertas sutilezas. Por ejemplo, el líder de la oposición Laborista que convoca a un “diálogo sensato”. Y algunos legisladores de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Comunes, en e

El gobierno conservador de Gran Bretaña no puede ser más claro con respecto a la disputa por las Islas Malvinas: todo menos soberanía. En este sentido, ningún cambio con respecto a sus antecesores. Aunque el encuentro Cameron-Macri logró una distensión en la relación bilateral y comienzan a aparecer ciertas sutilezas. Por ejemplo, el líder de la oposición Laborista que convoca a un “diálogo sensato”. Y algunos legisladores de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Comunes, en el parlamento británico, como los académicos que siguen el tema desde cerca en Londres, Oxford y Cambridge, hablan de posibles “caminos creativos” de desarrollo económico que con el tiempo podrían llevar a un diálogo algo más sustancial. Pero, antes, coinciden todas las fuentes consultadas, Argentina tiene que regresar al escenario global donde pasó a tener un papel irrelevante como consecuencia de la errática política internacional del gobierno kirchnerista.
La residencia del Primer Ministro en el número 10 de la calle Downing se remite a lo que dijo el portavoz oficial después del encuentro de los líderes en Davos: “En el tema de las Falklands (Malvinas) el Primer Ministro fue claro sobre el hecho de que nuestra posición permanece sin cambios y que el reciente referéndum (ver recuadro) fue absolutamente claro con respecto al deseo de los isleños de seguir siendo británicos”. El portavoz no quiso elaborar ninguna otra idea “a la espera de que haya algún avance diplomático” en los próximos meses.
En la oposición del Partido Laborista, el tema divide a su dirigencia. Por un lado, el líder del partido, Jeremy Corbyn, representante del ala más izquierdista, dijo en el programa del analista político Andrew Marr de la BBC que “tiene que haber algún tipo de discusión sobre cómo vamos a afrontar un diálogo sensato con Argentina”. Y agregó “me suena ridículo que en el Siglo XXI tengamos que enfrentar semejante conflicto con la Argentina sin tener ese diálogo”. Claro que cuando Marr lo confrontó con laposición oficial, Corbyn trajo de inmediato a la mesa de diálogo a los kelpers: “Por supuesto que los isleños tienen muchísimo que decir en todo esto, pero hagámoslo dentro de un diálogo sensible. Sucedió antes y estoy seguro de que puede suceder nuevamente”. A la otra mañana, el legislador del Laborismo encargado de las relaciones exteriores, Hilary Benn, contestó a Corbyn y retrotrajo todo a la posición tradicional de su partido: “Sigo siendo el secretario de asuntos internacionales del Gabinete en las Sombras (gabinete alternativo de oposición al gobernante) y hasta donde sé, nosotros seguimos creyendo en la autodeterminación de los pueblos y muy particularmente de las Falkland Islands”.
Por su parte, los legisladores conservadores miembros del comité de Relaciones Exteriores, también expresaron su apoyo a la posición de que “la soberanía no es negociable”. Aunque admitieron que se podrían abrir nuevas vías de entendimiento a través del desarrollo económico conjunto. “Doy la bienvenida a cualquier oportunidad de desarrollo económico entre Argentina y las islas”, expresó John Baron, miembro del Parlamento por los distritos de Basildon y Billericay. “Es auspicioso el nuevo diálogo y la cooperación entre el Reino Unido y Argentina. Pero cualquier potencial creación de una zona de libre comercio en las islas que se consiga con el acuerdo británico y argentino siempre debe contemplar el consentimiento de los habitantes de las Falkland”, respondió Andrew Rosindell, miembro de la Cámara de los Comunes por el distrito de Romford. Y Adam Holloway, parlamentario por el distrito de Gravesham, dijo que había pasado el último fin de año en Argentina y que se trata de un país fabuloso pero “no veo ningún motivo por el que Gran Bretaña quiera negociar la soberanía de las Falklands”.
“Estamos en esta situación como consecuencia de una “diplomacia de megáfono” y una simbología nacionalista estridente del gobierno anterior. Ahora, se puede abrir un diálogo pero primero hay que volver a ser un país creíble en el contexto internacional”, explica Celia Szusterman la destacada intelectual argentina del St Antony’s College de Oxford. “Se puede hablar de temas comunes como pesca, hidrocarburos, desminado, conservación, etc. Ese es el camino. Más allá de la voz aislada de Corbyn, no hay nadie en Gran Bretaña interesado en compartir o entregar la soberanía. Eso hay que entenderlo y cualquier cambio positivo tiene que ser producido por iniciativa del gobierno argentino”, agrega.
Para Guillermo Makin, investigador del Centro para Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Cambridge, cualquier avance debería cumplir con una premisa de la diplomacia tradicional: no hay política exterior sin correlato militar. Sin ser belicoso, las Fuerzas Armadas deben ser operacionalmente creíbles en el Atlántico Sur. Oficiales británicos me lo dijeron, si Argentina tuviera credibilidad militar aconsejaríamos a cualquier primer ministro que negocie”. En tanto, de acuerdo a Makin, se podrían generar algunas acciones como “una campaña que tenga continuidad aquí en el Reino Unido con encuestas que demuestren que el electorado británico podría aceptar una cierta autonomía mientras se conserve el idioma, las costumbres y se respeten las leyes internacionales”. 
Y Alistair Forsyth del South Atlantic Council, un centro de estudios creado en Londres en 1983 para “encontrar una solución a la disputa aceptable para todas las partes”, cree que se debe aprovechar el impulso de este flamante gobierno argentino y crear las bases para una nueva relación. “Se puede avanzar en áreas como el manejo de la pesca, la exploración y explotación de los hidrocarburos, el turismo y los enlaces aéreos, así como políticas conjuntas en la preservación del medio ambiente”, dice Forsyth. Y aclara que los isleños deberían dar su total apoyo a la nueva política de cooperación de Argentina como reconocimiento al total apoyo que le da el gobierno británico a su presente estatus. Y por lo tanto “los isleños -continúa Forsyth- deberían considerar un acuerdo para compartir la explotación de los recursos naturales, así como un servicio aéreo permanente entre las islas y el continente y una representación de ambas partes tanto en Stanley (Puerto Argentino) como en Buenos Aires”.
 
Gustavo Sierra – Clarin.com 
 
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