Es notorio y suspicaz el cambio de opinión del gobierno de Rosana Bertone en relación a las salmoneras. Ya no hablamos del rechazo de vecinos de la ciudad de Ushuaia o de algún ambientalista "que se opone al progreso" como dijera el jefe de Gabinete, Leonardo Gorbacz, sobre las objeciones a otro de los polémicos proyectos como fue el Corredor del Beagle. Estamos refiriéndonos al alcalde de Cabo de Hornos, vecinos de la Isla Navarino, miembros de la comunidad de pueblos originarios Kawescar; coci
Es notorio y suspicaz el cambio de opinión del gobierno de Rosana Bertone en relación a las salmoneras. Ya no hablamos del rechazo de vecinos de la ciudad de Ushuaia o de algún ambientalista "que se opone al progreso" como dijera el jefe de Gabinete, Leonardo Gorbacz, sobre las objeciones a otro de los polémicos proyectos como fue el Corredor del Beagle. Estamos refiriéndonos al alcalde de Cabo de Hornos, vecinos de la Isla Navarino, miembros de la comunidad de pueblos originarios Kawescar; cocineros de prestigio internacional y llegada mediática como Narda Lepes, todos quienes han manifestado su rechazo a esta iniciativa de la que ahora se despega a través de Guillermo Worman, elegido vocero de esta nueva cortina de humo, tras haber abonado 95 mil dólares a una Fundación Argentina para la Promoción de Inversiones y Comercio Internacional para la realización de estudios de factibilidad que, se especula, podrían decir lo mismo que las organizaciones ambientalistas e incluso entes oficiales.
¿Qué hace hablando Worman en lugar de Kevin Colli, Leonardo Zara y Mauro Pérez Toscani? Siendo estos los funcionarios que rubricaron el convenio específico registrado bajo el número 18270 y aprobado por el Decreto N° 1332/18 de fecha 17 de Mayo, sería esperable y lógico contar con las respuestas de los miembros del gabinete intervinientes que han sido quienes representaron a la Provincia en la firma del convenio, instrumento que a su vez podría haberse suscripto con organismos de carácter científico técnico con especialistas conocedores del ambiente regional. El canal Beagle, al ser una zona de reducidas dimensiones no permite la movilidad y por ende la renovación de los desechos acumulados en el lecho submarino. Esta baja movilidad, producto de condiciones físicas y geográficas, hacen que hoy por un lado la problemática de la contaminación costera sea una dificultad creciente pero también lo sea la eventual instalación de salmoneras cuyos resultados en el ecosistema acuático son harto conocidos tal cual lo sucedido hace menos de un año en la isla de Chiloé, en donde escaparon cientos de miles de salmones provocando un perjuicio en la cadena trófica.