| 4 de febrero

Rabassa aclaró que casi todos los años hay desprendimiento de témpanos en la Antártida aunque puede atribuirse un aumento en la frecuencia al calentamiento global

El geólogo y glaciólogo Jorge Rabassa, se refirió en declaraciones al programa Manteniendo la Línea, Radio Synphony 91.3 de la localidad de San Isidro, provincia de Buenos Aires, al desprendimiento de un iceberg de la barrera de hielo de la península antártica, de una superficie equivalente a siete veces la Ciudad Autónoma de Buenos Aires...

El geólogo y glaciólogo Jorge Rabassa, se refirió en declaraciones al programa Manteniendo la Línea, Radio Synphony 91.3 de la localidad de San Isidro, provincia de Buenos Aires, al desprendimiento de un iceberg de la barrera de hielo de la península antártica, de una superficie equivalente a siete veces la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Es un fenómeno natural muy frecuente producto de los movimientos vinculados a las corrientes marinas y el oleaje que van moviendo estas porciones de hielo que se rompe el fragmento y pasa a navegar libremente. En muchos casos llegan hasta el pasaje Drake en donde domina la corriente circumpolar antártica”, describió.
 
El científico, miembro de la Academia de Ciencias de América Latina, añadió en la entrevista con el conductor del espacio, Sergio Guillaume, que “Es un fenómeno que se registra casi todos los años una o dos veces, aunque puede haber habido un aumento en los casos, que podríamos atribuir al calentamiento global que hace que la estabilidad de estas masas de hielo se vea afectadas por la mayor temperatura del agua y del aire. Estos desprendimientos pueden ser de todos los tamaños, pero en este caso lo que debemos resaltar que es de un tamaño más importante, por lo que las repercusiones pueden ser de mayor gravedad por poner en peligro la navegación de los cruceros antárticos que cruzan el pasaje Drake y que se dirigen hacia la península antártica. En esto es importante el respeto de las normas más elementales de prudencia y el desarrollo de actividades de vigilancia por parte de las autoridades nacionales involucradas”.
 
Rabassa también destacó que “Al ser Ushuaia un puerto de aguas profundas con una ubicación geográfica que la convierte en la más cercana a los hielos antárticos, mucho más cercana que las islas de Tasmania o Nueva Zelanda y una latitud más al sur que Punta Arenas en Chile, la navegación de buques requiere de una programación que permita asegurar una trayectoria y evite una concentración de naves en la ruta del iceberg, aumentando de esta manera la seguridad”.
 
Por último, el investigador superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y docente retirado de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (UNTDF), apuntó que “El tamaño de estos fragmentos de hielo va disminuyendo a medida que navega. Tengamos en cuenta que cuando ve un témpano, lo que observa sobre el nivel del mar es una fracción de la masa total. El setenta u ochenta por ciento del témpano está por debajo de la superficie del océano y el riesgo está en que lo que se ve del témpano es una mínima porción ya que el resto está sumergido. Entonces, a medida que se van fracturando los bordes del témpano por la acción erosiva de las corrientes marinas y el oleaje, también va reduciendo su tamaño el iceberg”.
 
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