| 7 de junio

Reflexiones en torno al Día del Periodista

Cada 7 de junio se celebra en Argentina el Día del Periodista en recuerdo de la aparición del primer número de La Gazeta de Buenos Ayres, periódico fundado por el secretario de la Primera Junta de Gobierno, Mariano Moreno, en tal fecha de 1810...

Cada 7 de junio se celebra en Argentina el Día del Periodista en recuerdo de la aparición del primer número de La Gazeta de Buenos Ayres, periódico fundado por el secretario de la Primera Junta de Gobierno, Mariano Moreno, en tal fecha de 1810. Si bien puede ser definido más como un precedente de los actuales boletines oficiales, dicho acontecimiento significó la propagación de ideas del nuevo estado de situación producto de la renuncia del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y el ascenso de las ideas revolucionarias rioplatenses. 
 
Es importante advertir que el rol del periodismo, tan menoscabado durante las últimas décadas por movimientos políticos populistas que consideran que los medios libres no existen y que siempre responden a espurios intereses inconfesables; no deja de ser uno de los pilares de las sociedades libres. Es, precisamente, el papel que el periodismo ejerce en estas sociedades lo que propende al desarrollo de una cultura ciudadana y al enriquecimiento y bienestar general. La pretensión largamente deseada de alinear a la prensa y a los medios de comunicación bajo diversos subterfugios -Ley de Medios mediante, por dar un ejemplo-, es uno de los varios comunes denominadores que caracterizan a distintos regímenes autoritarios o con tendencias al autoritarismo. 
 
A mediados de marzo de 2023, un informe de la Fundación LED (Libertad de Prensa + Demoracia), presentaba algunas observaciones y advertencias en relación a la existencia de limitaciones a la libertad de expresión, repasando 182 casos de censura directa o indirecta y otras acciones que tienen por fin la restricción del ejercicio de la libertad de expresión y el acceso a la información para periodistas y/o ciudadanos. 
 
Además, la utilización de conceptos pretendidamente académicos como “fake news”, “lawfare” o “discurso de odio” para señalar a quienes osaran correrse de los discursos oficiales o cercanos a los oficialismos de turno, no son más que complejos mecanismos para limitar la función que el periodismo y los medios de comunicación ejercen en las sociedades. 
 
Paradójicamente, suele ahondarse en una concepción de los medios de comunicación que podría ser más apropiada para una discusión historiográfica que para analizar el rol que actualmente ejercen. Hablar de monopolios informativos, de construcción de un discurso al cual adhieren enfática y irremediablemente por decantación las sociedades (o una porción de ellas), no tiene un correlato con la realidad del siglo XXI. A fines del siglo XX pero, sobre todo, en el transcurso de los primeros años del XXI, el florecimiento de espacios de comunicación a partir de la Internet dando lugar a blogs y distintas comunidades virtuales, dio lugar a una transversalización de la información. La circulación horizontal de información que, hasta hace pocas décadas, era imposible dados los costos de abrir un periódico y sostener su tirada en soporte papel, podía permitir este tipo de discursos, aunque no se justifican en modo alguno. En 2023, una persona que lo desee puede abrir un blog de noticias. Y más aún, puede crear perfiles en redes sociales abocados a la difusión de noticias (muchas veces, vale también advertir, de dudosa veracidad y/o fiabilidad). 
 
Los años electorales suelen vislumbrarse como períodos de expectativas ante posibles cambios de gobierno. Si bien la preocupación general está centrada en la lucha contra la inflación, cuya guerra sin cuartel anunciada por el presidente Alberto Fernández está fracasando con total éxito de la mano de su actual ministro de Economía, el inefable Sergio Massa; radica en el accionar que un futuro gobierno, eventualmente de Juntos por el Cambio o, incluso, de La Libertad Avanza de la mano de su exaltado dirigente Javier Milei, tenga respecto de la prensa. En el caso de Milei estriba un especial interés, dados los antecedentes del candidato libertario que no han sido de, precisamente, un respeto hacia el rol del periodismo. Adjetivos calificativos denigrantes para con las capacidades de los medios ha sido la línea discursiva predominante de quien asoma como una de las sorpresas electorales del 2023. 
 
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