En un acto de impunidad, abuso de poder y privilegio por pertenencia a una familia del poder, un inspector de tránsito perteneciente a la Subsecretaría de Tránsito y Transporte del Gobierno de la Provincia, fue separado de su puesto tras haberle efectuado una multa al hijo de la vicegobernadora Mónica Urquiza, Federico Bronzovich, que conducía un vehículo en infracción y pretendía salir a la ruta nacional N° 3. Además, lo hizo estando en horario laboral, dado que fue nombrado por su madre en la Presidencia de la Legislatura.
En un control en el que Bronzovich es detenido para control vehicular de rutina, a bordo de una camioneta marca Toyota y acompañado de perros situados en la caja de la misma, el inspector, identificado como Iván Maximiliano Rodríguez, procede a realizar la multa, dado que advirtió además una defensa no autorizada que no había sido incluida en la Revisión Técnica Vehicular (RTO) presentada por el hijo de la titular de la Legislatura.
Tras un cruce verbal, se pudo conocer que se hizo presente en el lugar el padre del conductor, identificado como Daniel Eduardo Bronzovich, quien solicitó se le permita a su hijo circular pese a presentar varias irregularidades. Si bien el inspector de tránsito hizo caso omiso al pedido, posteriormente habría recibido una llamada telefónica de parte del director provincial de Tránsito, Daniel Peralta, quien ordenó responder afirmativamente a la exigencia de los Bronzovich.
El inspector nuevamente informa a su superior que no avalaría la circulación del rodado por fuera de la normativa vigente en materia de tránsito y transporte, recibiendo como nueva respuesta que, además, proceda a levantar el puesto de control, de lo contrario sería sancionado por el hecho, cosa que finalmente ocurrió.
A finales del mes de enero de 2020, a poco más de un mes de haber asumido el Poder Ejecutivo Provincial Gustavo Melella y Mónica Urquiza, dieron a conocer una serie de mandamientos que serían los ejes filosóficos sobre los cuales debían regir su vida laboral cotidiana los funcionarios del Gobierno. Entre ellos, podemos encontrar que pedían construir "un mejor futuro para Tierra del Fuego". También que pondrían toda su energía; respetar siempre a todos; renovar el compromiso; ser los mejores servidores públicos; tener coraje para lograr la transformación; ser transparentes; ser solidarios como premisa fundamental; nunca perder la esperanza; y hacer bien las cosas. A casi tres años de la asunción de Melella y Urquiza, no sólo estos principios han sido violentados de una u otra forma y en tantos hechos de la vida cotidiana que cualquier empleado de la administración pública provincial puede comprobar. También se convirtieron en letra muerta sin ánimo alguno de responder por los más elementales actos de gobierno donde los privilegios son para unos pocos funcionarios y sus amigotes sindicales.