La industria automotriz no es la única golpeada por devaluación, suba de costos y desplome en ventas. El polo electrónico nacional que ensambla en el sur del país sufre los mismos embates. No se renuevan contratos de trabajo y de a poco se desarma la ilusión K de un "nuevo Manaos"
En momentos en que la industria automotriz asiste a su peor crisis en más de una década y que una proporción de los 120.000 puestos de trabajo que ocupa toda la cadena de valor está viéndose afectado por suspensiones o cancelaciones de turnos, otro emblema del modelo K, que también está atravesando horas difíciles, comienza a resquebrajarse.
Se trata del polo electrónico de Tierra del Fuego, aquél que revivió por impulso de la administración kirchnerista a fines de 2009, de la mano de un multimillonario gasto fiscal y de una batería de exenciones impositivas para la producción de artículos tecnológicos en el sur del país.
Claro que volver a poner en marcha este polo austral, luego de años de abandono, requirió que el Gobierno debiera reforzar el cerrojo a las importaciones y aplicar fuertes tributos a los artículos provenientes del exterior para así evitar que éstos "barrieran" de las góndolas a los dispositivos nacionales.
Desde consultoras como Abeceb señalaron que, en gran medida, las trabas arancelarias y los altos impuestos a los bienes importados se aplicaron para darle una suerte de "competitividad artificial" a un polo ubicado a más de 3.000 kilómetros de Buenos Aires y con los costos salariales más elevados a nivel nacional.
Y si bien desde el arranque de esta "epopeya industrial" a nivel oficial se promocionó como un logro el hecho de tener productos tecnológicos con sello "Made in Argentina" -tales como celulares, televisores, equipos de aire acondicionado, notebooks y netbooks, entre otros- los críticos a este modelo vienen advirtiendo sobre los nocivos efectos colaterales de esta política: achicamiento de la oferta de marcas; menor ritmo de actualización tecnológica y -especialmente- precios que incluso llegaron a triplicar los valores vigentes en mercados menos regulados, como Estados Unidos o Chile, diferencias que obligaron al Gobierno a imponer recargos a las compras con tarjetas en el exterior.
Empleos en la mira
Pese a la continua defensa que vienen haciendo desde el Ejecutivo, en los últimos días el "sueño" de tener una industria electrónica nacional de punta recibió un fuerte golpe: según datos del Ministerio de Industria e Innovación Productiva de Tierra del Fuego, en marzo pasado se perdieron cerca de 1.500 puestos de trabajo respecto al mismo mes del año anterior.
El secretario de esa cartera, Juan Ignacio García, destacó un hecho no menor: si la comparación se realiza con el promedio de todo 2013, entonces el número actual de personas ocupadas por el polo se redujo en más de 2.000 puestos. En tanto que la caída trepa a 3.500 si se considera el mejor registro del año pasado.
Cabe recordar que esta industria llegó a ocupar a 16.500 personas, una marca que no pudo superarse porque, según reconoció el propio García, "la industria de Tierra del Fuego no tiene un mercado de ese tamaño para sostener a lo largo del año tal nivel de empleo".
Desde el propio gobierno fueguino reconocieron que "la devaluación y los aumentos de tasas de interés provocaron una importante caída en la demanda de los productos que nosotros fabricamos".
Frente a este escenario, Alejandro Mayoral, presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte), que nuclea a las empresas del sector, salió a aclarar que "no fueron despidos ni suspensiones, sino que se hicieron menos contratos".
Pese a estos argumentos, volvió a quedar en evidencia la controvertida política laboral que impera en la isla y que está regida por tres tipos de contratos:
• El personal efectivo, que se encuentra en planta permanente y que representa el 50% de la fuerza laboral.
• El resto, en tanto, se reparte entre el personal contratado, que permanece un período determinado.
• Y una modalidad especial que creó la UOM, llamada "personal de planta discontinuo", a través de la cual se garantiza un empleo de como mínimo cuatro meses.
"En Tierra del Fuego hay una gran cantidad de personas con trabajo efectivo, y otra de trabajadores temporarios que son empleados por las terminales para reforzar una producción con mucha estacionalidad. Cuando ésta se termina, concluyen esos contratos", reconoció Mayoral.
Medios de prensa de esa provincia vienen alertando que la "situación podría agravarse aun más", dado que hacia el mes de junio, a muchos empleados bajo el régimen de "planta discontinuo" se les terminarán sus contratos.
"Una vez cumplimentados los cuatro meses de trabajo anual, las compañías ya no tendrán responsabilidad con ellos ni obligación de mantenerlos dentro de sus plantas, con lo que la caída de los índices podría empeorar", advirtieron.
Otra polémica vinculada con el empleo en la isla está en que el Presupuesto 2014 fijó un costo fiscal para la promoción industrial por la friolera de $18.000 millones para apalancar a una industria en la que apenas operan unas 50 empresas.
Sin embargo y pese a este alto costo para el fisco, según el economista Lucio Castro, la provincia explica menos del 0,6% del trabajo industrial formal de la Argentina.
"En otras palabras, su incidencia en la creación de empleo a nivel nacional sigue siendo marginal", concluyó de manera tajante el analista.
La "Manaos argentina" que no fue
Dos son los factores que preocupan a los expertos respecto del polo electrónico fueguino: por un lado, el bajísimo nivel de integración nacional que se ha logrado hasta el momento y, por otro, la alta exposición que tiene esta industria al comportamiento de la demanda doméstica.
Respecto a este último punto, pese a la batería de medidas arancelarias y tributarias y a que desde el Gobierno se demore el ingreso de artículos tecnológicos del exterior para asegurarle un mercado cautivo a los productos fueguinos, lo cierto es que, ante el primer síntoma de enfriamiento de la economía, comenzaron a caerse los contratos de trabajo y a achicarse la producción.
El propio Mayoral, de Afarte, reconoció que este año "la fabricación de electrónicos va a estar por debajo de la del año pasado".
Con ventas de electrónica que se desplomaron un 16% y un 15% en marzo y abril, respectivamente, las industrias del sur del país debieron sacar un pie del acelerador y así quedaron en evidencia las falencias de un esquema productivo que apuesta al "vivir con lo nuestro" por problemas de competitividad y que no puede salir a ganar mercados del exterior.
Al analizar los últimos datos de producción disponibles se observa que, salvo el caso de los LCD y los teléfonos, todo el resto de las líneas de productos experimentaron caídas, tal como sucedió con equipos de audio (-87%), cámaras digitales (-81%), equipos de aire acondicionado (-57%) o monitores (-15%).
Según García, el caso de los televisores responde a "la influencia del Mundial de Fútbol", de modo tal que queda planteada la duda acerca de qué sucederá a partir del segundo semestre, cuando ya no esté ese incentivo.
En diálogo con iProfesional, bajo estricto off the record, el director de una cámara proveedora de insumos del polo fueguino destacó que "se intentó mostrar a este proyecto como la Manaos de Argentina. Pero la diferencia es que el polo brasileño sí exporta una parte de su producción, mientras que Tierra del Fuego envía casi el 100% de lo que ensambla al mercado interno por sus altos costos".
En efecto, salvo algunas ventas de conversores de televisores a Venezuela o de estéreos para la industria automotriz, poco ha logrado este polo en materia de exportaciones. Incluso, en un momento se había anunciado a nivel oficial la intención de que desde la isla se exporten millones de celulares a toda América latina.
Sin embargo, por las altas erogaciones logísticas y laborales -el Cippec estimó que el costo salarial de un empleado fueguino es 90% superior al promedio nacional-, hubo pocos avances.
El otro punto señalado por los expertos, tiene que ver con el bajísimo grado de integración de componentes realmente nacionales en cada dispositivo con sello "Hecho en Tierra del Fuego".
Sucede que, salvo algunas excepciones, casi todo el hardware para el armado de televisores o celulares, proviene de Asia en kits listos para ensamblar.
"Al día de hoy, contabilizando todos los productos, estimamos que no más del 10% de los materiales que se utilizan para el ensamblado de artículos tecnológicos en el sur del país es genuinamente nacional", advirtió el directivo consultado por este medio y que desde 2010 viene negociando con el Ministerio de Industria para generar una red de proveedores argentinos, pero con escasos resultados.
Cabe destacar que, en el caso de los equipos de aire acondicionado, a fines de octubre pasado se firmó un acuerdo entre las empresas radicadas en Tierra del Fuego agrupadas en Afarte y las industrias continentales representadas por la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas (CADIEEL), la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra), y la Cámara Argentina de la Industria Plástica (CAIP) para "aumentar y acelerar la integración de componentes nacionales en los artefactos producidos en la isla".
Fuentes de una de esas entidades señalaron a iProfesional que, "a Tierra del Fuego estamos vendiéndoles cables y algo de circuitos impresos, pero hubo poquísimos avances en controles remotos y en los motores eléctricos de los ventiladores para las unidades exteriores. Tuvimos algunas órdenes de compra pero por montos pequeños, muy por debajo de lo que se esperaba originalmente".
En el caso de celulares, las empresas instaladas fuera de la isla recién están presionando para poder proveer baterías y cargadores, como lo vienen haciendo para las netbooks del programa ConectAr Igualdad.
En lo que respecta a equipos de audio, apenas hubo avances en lo que es provisión de cables. También había un incipiente desarrollo de parlantes nacionales. Sin embargo, según el directivo de la entidad consultada, "esto quedó en la nada porque el fabricante local que podía venderles estos insumos terminó quebrando".
Frente a esto, el empresario destacó que, "pese a las promesas oficiales de que Tierra del Fuego iba a permitir desarrollar toda una red de proveedores a nivel nacional, los avances fueron tibios. El escaso nivel de insumos y componentes que compran las terminales de la isla dentro de la Argentina no se condice con el hecho de que hoy el polo austral abastece a gran parte del mercado tecnológico local".
De este modo, el modelo de una "industria electrónica nacional" planteado por la administración K, hoy se resquebraja: el polo no logró desarrollar negocios de exportación, no generó escala para bajar costos, necesitó y todavía requiere de medidas proteccionistas para limitar la competencia importada y, pese a los largos años de bonanza, no pudo superar el actual escenario de relativa precariedad laboral.
Menos importaciones, menos producción
Paralelamente a la difícil situación que atraviesa el proyecto fueguino, las empresas tecnológicas instaladas en otras provincias, como Buenos Aires o Santa Fe y que no reciben los beneficios impositivos de las terminales que están radicadas en el sur del país, suman una complicación extra: el Gobierno está limitando al máximo el ingreso de insumos, partes y piezas para el armado de tabletas, computadoras all in one y portátiles.
Se trata de unas 10 compañías que emplean a más de 100 personas cada una y que actualmente tienen inconvenientes desde hace ya varios meses para que les aprueben las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación.
Cabe destacar que algunas de estas firmas son proveedoras del plan ConectAr Igualdad y que el año pasado ensamblaron más de 1 millón de equipos.
"Estas empresas dan trabajo a miles de personas. Y la falta de insumos está derivando en suspensiones, despidos y hasta cierre de empresas, básicamente pequeñas y medianas", advirtió el directivo de una cámara sectorial que pidió estricto off the record, quien se quejó del trato desigual que reciben las firmas que operan por fuera del polo fueguino.
IProfesional