"Es inadmisible que, en nuestra provincia, hace ya cincuenta días, no hayan comenzado las clases y se tenga de rehenes a los chicos, que tienen en la educación la única posibilidad de acceder a un futuro mejor. Pudiendo o no estar de acuerdo con las causas del reclamo, ello no implica que seamos todos responsables de permitir este atropello a los derechos de los niños, ya sea por acción u omisión. Nuestro país tiene una deuda colosal en materia de educación, que afecta a millones de argentinos en su presente y en su futuro, y que necesita de un enorme esfuerzo por parte de todos para ser saldada. La deuda más dolorosa es con el futuro de nuestros jóvenes.
En la actualidad, en la que solo uno de cada diez jóvenes argentinos logra acceder a un título universitario, agravándose dicha situación para el segmento más vulnerable de nuestra sociedad, representado mayormente por alumnos de escuelas públicas.
Se cumplieron ya diez años de sancionada la Ley que estableció la obligatoriedad de la educación secundaria en nuestro país y, como señaló recientemente el Ministro Bullrich, estamos estafando a nuestros jóvenes a quienes no damos las herramientas que decimos, como sociedad, asegurar por ley.
Los esfuerzos del Ministerio de Educación de la Nación, y del Gobierno Nacional todo, se orientan a superar ese déficit, esa deuda que arrastramos años y que necesita de una solución inmediata y contundente.
En estos días nuestra provincia pareciera ir en sentido inverso y dista mucho de ser la que todos queremos para nuestros hijos. Es inadmisible que en Tierra del Fuego no haya comenzado el año lectivo con normalidad y que miles de chicos no pisen las aulas hace casi medio año. Más allá de la legitimidad del derecho a la protesta, consagrado en nuestra Constitución Nacional, y del reclamo gremial puntual siempre y cuando no se avasallen los derechos del otro, tenemos la obligación – políticos, docentes y representantes gremiales- de asegurar el derecho de los niños a una educación pública de calidad, que comienza por las aulas y los bancos llenos, con los chicos en clase.
Espero que los dirigentes gremiales del SUTEF comprendan la gravedad de la situación y que entiendan la necesidad de rever la metodología del reclamo, en la búsqueda del diálogo y poniendo a los niños por sobre todas las cosas y a la educación como bandera. Somos todos responsables de velar por la protección del bien intangible más valioso que tenemos como sociedad, la educación de nuestros hijos. No podemos permitir que se le quite al sector más marginado de la sociedad la herramienta fundamental para acceder a un futuro mejor.
La educación pública no solo cumple la función esencial de formar a nuestros jóvenes, sino que tiene una función social porque es el ámbito fundamental de socialización y de inclusión para miles de chicos.
Asimismo, nuestras escuelas públicas ofrecen, por medio de los comedores escolares, una solución a las familias que necesitan de una ayuda en tal sentido.
Prestigiar la educación pública y volverla al lugar de excelencia que nunca tendría que haber abandonado no es una tarea fácil, pero tenemos que trabajar todos para lograrlo.
Necesitamos las escuelas abiertas y funcionando.
Le pido firmemente al Secretario General del SUTEF, Horacio Catena, apelando a su sano entendimiento y a su buena voluntad a buscar el diálogo y seguir su lucha gremial de manera democrática y pacífica, y permitir de forma inmediata el comienzo de clases. No podemos esperar más."