| 25 de agosto

Tras meses de reclamos, el Ministerio de Educación autorizó la suspensión de las clases hasta el martes en la Escuela Kayú Chenén

Luego de la presión de los padres y docentes, el Ministerio de Educación de la Provincia debió reconocer que la potestad de suspender las clases le pertenece a dicha cartera y no a Obras públicas. Por ello, se resolvió suspender las clases hasta el martes 27 para que se realicen los cambios de cristales. En horas del mediodía del pasado viernes, padres y docentes de la Escuela Especial Kayú Chenén se hicieron presentes en el Ministerio de Educación y entregaron una nota con pedido de reunión con

Luego de la presión de los padres y docentes, el Ministerio de Educación de la Provincia debió reconocer que la potestad de suspender las clases le pertenece a dicha cartera y no a Obras públicas. Por ello, se resolvió suspender las clases hasta el martes 27 para que se realicen los cambios de cristales. En horas del mediodía del pasado viernes, padres y docentes de la Escuela Especial Kayú Chenén se hicieron presentes en el Ministerio de Educación y entregaron una nota con pedido de reunión con el titular, profesor Diego Romero. Fueron recibidos luego de manifestarse en la puerta, por el subsecretario de Control y Gestión de Recursos Humanos, Dante Cabezas, quien afirmó que ya -luego de varios meses- tenían los presupuestos correspondientes para las reparaciones a realizarse y que en lo inmediato se procedería a cambiar los cristales del establecimiento. 
 
A fin de realizar estas reparaciones las familias solicitaron la suspensión de las actividades hasta tanto estuvieran las condiciones dadas. El funcionario acordó con el ministro y establecieron como plazo hasta el martes inclusive, fecha en la que las familias evaluarán las condiciones nuevamente y, de no cumplir con lo prometido, volverán a reclamar al Ministerio que se hagan efectivos los cambios, con suspensión de clase hasta que se lo garantice.
 
De la reunión queda establecido que la potestad de suspensión de clases la ejerce con discrecionalidad el ministro Romero, evidenciando su total responsabilidad por las condiciones en la que tiene a los alumnos de las instituciones educativas. Su mediocre y ajustadora gestión se evidencia ante una comunidad que tiene que tomar cartas en el asunto para poder proteger a sus hijos y alumnos de los edificios escolares inadecuados, productos de la desidia, de la desinversión y pésima administración de la obra pública ha causado en las escuelas.
 
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