La Señora Presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner ha cometido un gravísimo error. En su rol de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas ha designado como Jefe del Ejército Argentino al General de División Cesar Milani.
En primer lugar, existen serias sospechas que vinculan al General Milani con la participación de tareas represivas durante la dictadura militar, más concretamente, con la desaparición de un conscripto durante el Operativo Independencia y con presiones ejercidas contra un ciudadano de la Provincia de La Rioja y su familia, datos que surgen en el libro Nunca Más de la misma provincia.
En segundo lugar, debe dar cuentas de su desmesurado incremento patrimonial. Tiene una costosa residencia en una de las zonas más exclusivas de San Isidro habiendo sido un oficial del Ejército toda su vida.
En tercer lugar, no puede dejar pasarse por alto la denuncia formulada por el Senador radical por Jujuy, Gerardo Morales, la que da cuenta que Milani se negó a cumplir la orden impartida por la superioridad de sofocar el alzamiento carapintada encabezado por el entonces Coronel Mohamed Ali Seineldín en Villa Martelli, durante el mes de Diciembre de 1988. En esa oportunidad, fue sancionado por 8 días de arresto por negarse a cumplir la orden de reprimir a los insurrectos. Un oficial que desobedeció una orden tan importante no es confiable y no puede ser designado al frente del Ejército Argentino.
Pero a todo esto, debe sumarse la poco feliz alocución que tuvo en Campo de Mayo, en el que pronunció un discurso político partidario en apoyo a la actual Administración del Frente para la Victoria. Decidió sumarse al coro de amanuenses, sumando al Ejército Argentino en actividades políticas.
Si, nuevamente los militares se inmiscuyen en política, con la expresa aprobación de nuestra Presidente y Comandante en Jefe, Cristina Fernández de Kirchner, con lo pernicioso que fue esta actitud en la historia política e institucional argentina.
El General Cesar Milani –con todos sus malos antecedentes- no califica para el cargo de Jefe del Ejército. Eligió desde su cargo sumarse a una facción política, lo que lo convierte en un faccioso. Con la anuencia de la Presidente. Con el absoluto conocimiento que la propia Cristina Fernández tenía de sus antecedentes. Un enorme retroceso.
Javier da Fonseca, precandidato a Senador Nacional de la Unión Cívica Radical.