| 31 de enero

Un masivo atentado en Damasco tensa el clima en Ginebra antes del inicio del diálogo de paz

El enviado de la ONU para el conflicto sirio, Staffan de Mistura, se reunió "como una cortesía" con la delegación opositora que llegó ayer a Ginebra y trató de preparar el terreno para comenzar mañana lunes con las negociaciones indirectas, en las que él se ocupará de llevar y traer las propuestas y las contrapropuestas entre los dos bandos.

El enviado de la ONU para el conflicto sirio, Staffan de Mistura, se reunió "como una cortesía" con la delegación opositora que llegó ayer a Ginebra y trató de preparar el terreno para comenzar mañana lunes con las negociaciones indirectas, en las que él se ocupará de llevar y traer las propuestas y las contrapropuestas entre los dos bandos.
 
"Soy optimista y estoy determinado porque esta es una ocasión histórica que no puede ser desperdiciada", aseguró De Mistura ante la prensa internacional tras reunirse con los enviados de la oposición siria, según informó la agencia de noticias EFE.
 
"Las negociaciones continuarán", agregó el mediador, quien adelantó que mañana se reunirá a las 11 (7 am hora argentina) con los enviados del gobierno sirio y, seis horas después, con la delegación opositora.
 
Pese a su optimismo, De Mistura está lejos de haber garantizado el comienzo de un diálogo entre los enviados del gobierno sirio de Bashar al Assad y representantes de algunos -no todos- grupos insurgentes y opositores.
 
Mientras De Mistura intentaba convencer a la delegación opositora que se siente mañana en una de las mesas de negociaciones, el jefe negociador de Damasco, Bashar Jafaari, reiteró que discutirán "siempre y cuando sea sin precondiciones y sin interferencias extranjeras".
 
Frente a la prensa mundial que sigue de cerca las negociaciones en la sede de la ONU en Ginebra, el funcionario sirio apuntó principalmente a lo que consideró es el vínculo entre milicias opositoras extremistas y potencias extranjeras.
 
"Miles de terroristas que vienen de todo el mundo. (…) Alguien toma un avión en Sídney, en Australia, viaja con visas regulares y no con falsas, pasa por Dubai y Ankara, llega a campos de entrenamiento que hay allí y recibe armas. Luego cruza la frontera con Siria y se convierte en oposición moderada", denunció Jafaari, citado por la agencia de noticias EFE.
 
"Se convierte en un sirio genéticamente manipulado…no me digan que ellos se preocupan por el bien el pueblo sirio", agregó el funcionario, quien sin esquivar los comentarios irónicos advirtió que nadie sabe "quién se sentará en la mesa (de negociación), ni siquiera de Mistura".
 
Al igual que los enviados del gobierno de Al Assad, la delegación opositora tampoco se mostró abierta a revisar sus posiciones y abrirse a posibles concesiones.
 
"No estamos aquí para negociar, sino para sentar las bases para poder hacerlo", sentenció Bassma Kadamani, miembro de la Comisión Suprema para las Negociaciones (CNS), como fue bautizada la delegación opositora, en su primera conferencia de prensa que ofreció en Ginebra desde su llegada.
 
La CNS tardó en sumarse al proceso en Suiza porque considera que la dramática situación humanitaria en Siria no había mejorado y sostenía que el gobierno no hacía nada por cambiar esto.
 
Finalmente, ayer, cambiaron de posición y aceptaron viajar a Ginebra, tras recibir "garantías" de parte de Estados Unidos y Naciones Unidas de que en breve y a través de las negociaciones se levantará el bloqueo militar a las ciudades y pueblos asediados y se firmará un cese de los bombardeos contra zonas con población civil.
 
"Contamos con nuestros amigos para que presionen en este sentido", explicó Kadamani y agregó que recibió el compromiso de los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Francia y Reino Unido.
 
"Para empezar las negociaciones necesitamos ver avances en la implementación de la resolución del Consejo de Seguridad" de Naciones Unidas, dijo a su vez el vocero de la delegación, Salem Muslit, en la misma conferencia.
 
La oposición pide aplicar los artículos 12 y 13 de la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU, que instan a las partes del conflicto sirio a permitir el acceso a todas las agencias humanitarias para asistir a la población, sobre todo en las zonas asediadas y el fin de los ataques indiscriminados a civiles.
 
Pese a la confianza que expresaron los delegados opositores, desde Washington, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, llamó a "ambas partes" a que "avancen rápido para responder a la necesidad de millones de sirios desesperados", según un mensaje grabado que difundió su oficina.
 
Kerry recordó la situación dramática de la ciudad de Madaya, sitiada por el Ejército sirio hace meses y en donde más de 30 personas ya han muerto de hambre.
 
Según Naciones Unidas, tras casi cinco años de guerra más de 260.000 personas han muerto, más de la mitad de la población tuvo que escapar de sus casas y refugiarse dentro y fuera del país, y la mayoría de ellos necesitan ayuda humanitaria inmediata.
 
Se estima que alrededor de medio millón de civiles sirios viven en ciudades o pueblos sitiados militarmente por el Ejército o por milicias insurgentes.
 
"Queremos que la comida llegue a nuestros niños, ver que las familias están a salvo en sus hogares y sin ser bombardeados por Rusia, y que las mujeres en las cárceles de Asad sean liberadas. Esto es importante para nosotros", reclamó el dirigente opositor Muslit.
 
Además de rechazar cualquier precondición para comenzar a negociar, Jafaari, el jefe negociador de Al Assad, destacó que el atentado de hoy en las afueras de Damasco demuestra "el doble discurso" de la oposición siria y de sus aliados extranjeros.
 
Las tres explosiones que sacudieron la zona de Ku Sudan, en el suburbio de Sayida Zeinab, fueron reivindicadas por Wilayat Dimashq, la rama local de la milicia extremista Estado Islámico (EI).
 
La agencia de noticias oficial SANA informó que la primera explosión fue causada por un coche bomba que se estrelló contra una parada de colectivos y que, poco después, cuando una pequeña multitud se acercó al lugar para ver lo que había pasado y ayudar a los heridos, dos personas hicieron explotar los explosivos que llevaban pegados al cuerpo y provocaron un número mucho mayor de víctimas.
 
Mientras que SANA informó que todas las víctimas eran civiles, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización pro opositora con sede en Londres, sostuvo que al menos 16 de los muertos eran combatientes.
 
Sayida Zeinab está a unos 17 kilómetros al sur de Damasco y es una de las zonas bajo control del gobierno que está protegida en los hechos por la milicia chiita libanesa Hezbollah, uno de los grupos armados que pelean codo a codo con el Ejército contra el heterogéneo frente insurgente que pelea por derrocar al gobierno desde hace casi cinco años.
 
En la zona de Ku Sudan se encuentra la mezquita chiita del mismo nombre, un lugar de especial importancia para la comunidad chiita, que suelen peregrinar hasta ese punto.
Además de pelear junto con el Ejército en varios de los frentes de batallas abiertos en el devastado territorio nacional, el movimiento islamista Hezbollah se adjudicó varias veces el rol de protector de las zonas y lugares sagrados del chiismo.
 
El EI dejó en claro en su comunicado que el objetivo de los atentados de hoy fue religioso.
 
"Para que sepan los renegados (en alusión a los chiitas) que, igual que ellos combaten, serán combatidos y que no encontrarán seguridad ante los golpes de los muyahidines (combatientes santos) con el permiso de Alá", advirtió el texto difundido por la milicia extremista.
 
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