Luego de la inspección ocular del sistema cloacal de la ciudad de Ushuaia, realizada por distintos funcionarios de los ámbitos legislativo y ejecutivo, se ha planteado la posibilidad de traspasar el servicio de Obras Sanitarias a la esfera municipal. Si bien ha sido un legislador de una bancada minoritaria, como es a la que pertenece Eduardo Barrientos, del Partido Justicialista (PJ), no podemos dejar de advertir que se trata de un tema que no puede ser tomado a la ligera y requiere no sólo el análisis desapasionado, sino también la punta de lanza de una redefinición global de las funciones que el Estado fueguino viene cumpliendo en sus distintos estamentos.
En primer término, resulta interesante la posibilidad de traspasar el servicio de Obras Sanitarias a la esfera municipal, considerando que es algo que ya se hace en la Municipalidad de Río Grande, donde es el propio ámbito ejecutivo el que tiene una Dirección de Obras Sanitarias que cumple con las tareas que en la capital sigue desempeñando un órgano autárquico como la Dirección Provincial de Obras y Servicios Sanitarios (DPOSS).
En segundo término, es importante destacar que las tendencias de descentralización en los servicios que el Estado brinda, son parte de un proceso por el cual los Estados Nacionales han puesto el foco de atención en la máxima eficiencia en el control de la gestión, siendo la cercanía entre el prestatario y el prestador de un servicio, uno de los mayores garantes de exigencia en el funcionamiento diario de un organismo y sus ejecutores de lineamientos de gestión y desempeño. Es indudable que en Ushuaia, la cercanía implica también poner fin a la discusión sobre la superposición de funciones que terminan demorando lo que constituyen las obras estructurales que requiere el casco urbano capitalino en materia cloacal y de saneamiento del sistema de distribución.
Es importante, de todos modos, referirnos a otros aspectos. Hoy, la discusión por el traspaso de servicios implica poder descentralizar y poder darle una perspectiva económico financiera más sólida a un área que debería encarar prioritariamente obras de infraestructura que son vitales para el desenvolvimiento de una política de vivienda y tierras que se encuentra con algunos escollos insalvables. Pero también hay otros aspectos que hacen a un perverso sistema de incentivos para el uso poco racional del agua potable. En este sentido, una revisión integral del cuadro tarifario, que pueda incrementar el costo en función de la cantidad de la cantidad de agua en relación a la cantidad de baños existentes por vivienda, de modo de darle mayor racionalidad y castigando el derroche, sería un inicio positivo para impedir el uso excesivo. Por otra parte, poder mejorar el sistema de policía municipal que multe y no mire impávidamente el uso de agua apta para consumo humano para el lavado de vehículos en la vía pública. Además, no podríamos dejar de mencionar una de las tendencias que en materia de desarrollo urbano está ganando terreno, como es el diseño y la implementación de sistemas que permiten refuncionalizar la distribución de agua en función de su posible consumo humano o no. El edificio del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, por mencionar un ejemplo, posee una distribución interna que permite que el agua no apta para consumo humano sea reutilizada para sectores de baños, dejando sólo el agua potable para consumo humano disponible para el personal de las instalaciones.
En esta etapa del proceso de evolución cultural, el ser humano ha diseñado estrategias de supervivencia que pueden sorprendernos si miramos más allá del horizonte que se nos presenta ante la vista. Los marcos legales, los sistemas de incentivos y de premios y castigos, la ingeniería en diseño urbano y arquitectónico, han contribuido al mejoramiento de la calidad de vida en lugares donde la cantidad de milímetros de precipitaciones en forma de lluvia, no harían -a priori -, la permanencia del hombre en condiciones dignas. Sin embargo, no sólo la presencia se adaptó a condiciones poco favorables del terreno sino que además lo hace en mejor situación que en aquellos lugares que cuentan con las mayores bondades y riquezas que pueda dar la naturaleza, el clima, el terreno, etc.
Con advertir la experiencia en otras regiones, Ushuaia no puede no tener un sistema cloacal y de distribución de agua potable que sea objeto de críticas. Las condiciones son benignas aun, lo que debería ser benigno es el ánimo y las condiciones de trabajo y estudio que permitan llevar adelante las medidas necesarias para alcanzar un mejor sistema.
Fuente: www.shelknamsur.com