Por Natalia Jañez* El problema de los repatriados radica en que se trata de tomar decisiones sin una planificación adecuada, generando incertidumbre para quienes desean regresar a casa. Esto parecía ser una respuesta desde la inmediatez por resolver los conflictos que demandan algunos sectores de la sociedad y no en un todo. Si bien cualquier manifestación que realice la sociedad es legítima, no siempre es con una mirada integral o pensada en sus resultados a corto pero también a largo plazo.
Entonces es en la sustentabilidad de estas decisiones donde algunos sectores lo analizan críticamente. Las personas que ya compraron sus pasajes con anterioridad a la pandemia o durante (los repatriados, que no son turistas) no pueden asumir gastos que van desde los 60.000 pesos en adelante, afectando la economía familiar en un contexto tan difícil. Las aerolineas no devuelven el dinero y la provincia debe dar opción para aquel que no tiene plata para pagarse 15 días de hotel y comida.
Si se planificara un regreso ordenado, la situación que atravesamos sería diferente: dar una fecha determinada y que las oportunidades sean en igualdad de condiciones. Sabiendo que si queres viajar debes cumplir con una serie de requisitos impuestos, no como sucede ahora que muchos ya tenia los pasajes para volver y ahora no hay opción.
Podría el gobierno también articular con los municipios disponer de albergues o convenios marco con los hoteles (ayudando al sector) al que no puede pagar, y el que quiere confort y puede pagar, elige algo de más calidad.
La cuarentena es necesaria, pero el Estado debe dar opciones y que la gente no quede de rehén.
*Jañez es secretaria del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical (UCR)