Habiéndose realizada la elección de convencionales constituyentes en Ushuaia con vistas a modificar la Carta Orgánica Municipal para habilitar la reelección indefinida del intendente Walter Vuoto y otorgar mayor flexibilidad y dependencia del poder políticos a los órganos de control, podemos efectuar varias reflexiones.
Primeramente y sin lugar a dudas, que Vuoto haya obtenido poco menos de 11 mil votos, contra los casi 23 mil de 2019, habla de un drenaje que no puede ser minimizado. Si bien son elecciones distintas, las caras se repiten: Vuoto y sus laderos, los concejales Juan Carlos Pino, Gabriel de la Vega, Laura Avila, formaron parte de la lista de 2019 y de 2022. Haber perdido 12 mil votos entre una y otra elección debería ser motivo, sino de preocupación, al menos de autocrítica. Brilló por su ausencia y el triunfalismo de un intendente que logró la adhesión de bastante menos de un tercio del electorado, habla a las claras de lo que podría ser un desgaste que, paradójicamente, no se habría detectado de no haberse promovido este faraónico proyecto de reforma de la Carta Orgánica.
En cuanto al desempeño de Somos Fueguinos, frente encabezado por la histórica dirigente Liliana "Chispita" Fadul, podemos sostener que formaba parte de lo previsible, en base a una inteligente estrategia de polarización sobre temas que constituyen la punta de lanza del camporismo más autoritario e ignorante de la normativa municipal, como por ejemplo ha sucedido con la imposición del nombre de la Casa de la Mujer. Además, podría decirse que, con el gran resultado de las elecciones de renovación parlamentaria de 2021, Fadul consolidó su papel en la política vecinalista de estos años, frente a la cual deberá medirse -si así lo decide- nuevamente en 2023.
También consolidó su rol opositor el concejal del Partido de la Ciudad, Javier Branca, que, con el respaldo de varios partidos, obtuvo un nada menor casi 9%, algo interesante si consideramos que compitió contra varios pesos pesados de la política vernácula y, dado el blindaje del que goza el intendente Vuoto, con muchos más escasos canales de difusión masiva. En este sentido, el trabajo territorial y de militancia muestra, una vez más, la relatividad de destinar ingentes recursos a medios de comunicación y a redes sociales como si fueran la panacea. El resultado de Branca tira por la borda el concepto de política 2.0 que venera los medios virtuales y desacredita a la calle y al territorio como espacios de discusión.
Respecto de la alianza Juntos por el Cambio (JxC), podría decirse que su estrategia de convocar a vecinos representativos de distintos sectores, ha tenido un resultado nada desdeñable, sobre todo si lo analizamos en función de los comicios de 2019, cuando no sólo no obtuvo concejales sino que logró dos bancas en la Legislatura en una pelea muy pareja de votos y sin desempeños rutilantes en los cargos ejecutivos en disputa. ¿Serán las figuras de la lista 94 los que asuman la compleja tarea de revitalizar el caudal electoral de esta coalición de cara al 2023? ¿Cómo se posicionará el Pro con la intervención en el distrito fueguino como consecuencia de la falta de presentación de documentación enmarcada en el régimen de partidos políticos? También presenta otro dilema de más antigua dificultad: la carencia de referentes que sean representativos de los vecinos de a pie y no sean, necesaria ni exclusivamente, referentes de sectores socioeconómicos más aventajados.
El resultado de las dos listas que representaban al gobierno provincial encabezado por Gustavo Melella amerita otro análisis casi para un artículo aparte. El Movimiento Popular Fueguino (MoPoF), por su lado, realizó un pobrísimo desempeño, logrando una sola banca tras superar el 7%. En tanto, Unidos por Ushuaia, presenta un vínculo interesante con la del MoPoF. El tercer candidato titular, Fernando Oyarzún, convencional del MoPoF y uno de los postulantes más votados en los comicios para concejal en 2019, esta vez no contó con el beneplácito de quienes pretendieron (y lograron) digitar el armado de la lista del histórico partido provincial. Tanto la vicegobernadora Mónica Urquiza cuanto su segundo, el legislador Pablo Villegas, son señalados como los principales responsables de la derrota e incluso empiezan a advertirse movimientos internos para reemplazarlos en el ámbito partidario. La incorporación de Oyarzún como candidato de Unidos por Ushuaia no sólo fue un espaldarazo para el actual subsecretario de Relaciones Institucionales: también le significa un peldaño más en la trayectoria que viene recorriendo, a pesar de la barrera impuesta por la presidente de la Legislatura y su sector.
Si bien se pretende mostrar esta elección como un caso particular -que, en parte, lo fue, por haber sido para elegir convencionales-, también deja muchas lecciones de cara al 2023. Los partidos que quieran mantenerse en el poder deberán reflexionar sobre la pérdida del caudal de votos. Pero los que pretendan erigirse en alternativas viable de poder, sobre todo Juntos por el Cambio, deberá reformular la coherencia entre presentar vecinos que terminan siendo representativos de sectores sociales acotados. ¿Acaso JxC no tiene referentes sindicales o trabajadores que puedan representar al radicalismo o al Pro? No se debe renegar de la presencia de empresarios y profesionales, pero la sociedad fueguina tiene una composición social muchísimo más diversa que no se ve reflejada en las listas y en los ámbitos dirigenciales.