| 12 de mayo

Vuoto y su pretensión de atornillarse en el poder

La campaña electoral que sirvió de preludio a la elección de convencionales constituyentes que celebraremos en Ushuaia el próximo domingo 15 de mayo, no sólo fue de apatía generalizada sino, sobre todo de abulia, desinterés y proliferación de noticias falsas direccionadas, al parecer, para favorecer a quien más se beneficiaría de que la gente no vaya a votar: el propio intendente Walter Vuoto que busca la reelección indefinida.

La campaña electoral que sirvió de preludio a la elección de convencionales constituyentes que celebraremos en Ushuaia el próximo domingo 15 de mayo, no sólo fue de apatía generalizada sino, sobre todo de abulia, desinterés y proliferación de noticias falsas direccionadas, al parecer, para favorecer a quien más se beneficiaría de que la gente no vaya a votar: el propio intendente Walter Vuoto que busca la reelección indefinida.
 
Si bien corría desde principios de 2020 el rumor que existía un diálogo entre el gobernador Gustavo Melella y el intendente Vuoto para otorgarle a este último la reelección indefinida, la puesta en escena de discusiones y críticas (que alcanzó su punto máximo a mediados de 2021 cuando el propio Mario Daniele, funcionario del Municipio, y Silvio Bocchicchio, a cargo de Ushuaia Integral Sociedad del Estado, apuntaron sus cañones contra el ministro de Finanzas Públicas, Guillermo Fernández, por diferencias en materia de coparticipación, para terminar haciéndole la campaña en la que el ministro iba como candidato a diputado nacional), podía hacer creer lo contrario. No obstante, la creciente luna de miel entre Melella y Vuoto que incluye declaraciones en actos que son frontalmente opuestas a las que pronunciaban hace menos de un año, reflejó la nueva mirada política porteñocentrista. Y si quedara alguna duda sobre esta mirada porteñocentrista, la misma sería totalmente disipada con las declaraciones del presidente Alberto Fernández, que pidió la reelección de ambos en sus respectivos cargos. Al igual que con otras declaraciones y otros hechos más que polémicos de la gestión que dice encabezar, Fernández (pese a ser abogado) ignora cuestiones elementales del derecho constitucional e incluso la propia Constitución Nacional cuyo deber es defender.
 
Es mínimamente raro que alguien de quien dicen está haciendo una excelente gestión como intendente, quiera ser rereelecto. Si tan buen intendente es, ¿por qué no puede ni quiere ser candidato a legislador o a gobernador o a diputado o a senador? O los números que dice tener de aprobación son falsos, demostrando que tan buen intendente no es, o las ambiciones déspotas y dictatoriales están a flor de piel. La historia del peronismo es más que afecta a anidar gobernantes con amplios poderes: desde el propio Juan Domingo Perón que modificó la Constitución para ser reelecto en 1952 hasta los casos más recientes de Néstor Kirchner en Santa Cruz o Gildo Insfrán en Formosa, pasando por Carlos Menem en La Rioja, el movimiento nacional justicialista contiene en su interior ejemplos más que claros de gobernantes que modifican las leyes a su antojo para atornillarse en el poder.
 
Por otro lado, resulta contradictorio el planteo de Vuoto. Juró por la Carta Orgánica Municipal y juró defenderla, en 2011, 2015 y 2019. No se puede jurar defenderla y luego, ante el primer traspié, pisotearla, ignorarla, desconocerla y querer vulnerarla. Se argumenta la necesidad de adaptarla a la importancia de los tiempos contemporáneos en relación al turismo o a la defensa de la causa Malvinas. Pero la Carta Orgánica, en tanto texto fundamental, sólo establece principios de mínima cuya implementación pertenece al campo de acción de los Ejecutivos y Legislativos. Al estar definidos los principios de política para el turismo y para la causa Malvinas, el resto de la acción es parte de la libertad de acción que poseen el intendente y los concejales de turno, no necesitan proceder a la modificación de la Carta Orgánica, pues esta les otorga el suficiente margen para diseñar las medidas que tiendan a cumplimentar con los principios plasmados en el texto.
 
Uno de los problemas históricos en la configuración de los Estados ha sido la limitación al poder del monarca, el cual fue adquiriendo diversas formas a lo largo de la historia. Desde el rey absolutista hasta los presidentes, pasando por la delineación de los conocidos checks and balances (pesos y contrapesos a través del Parlamento o el poder judicial), disminuir la arbitrariedad de la que gozan los gobernantes ha sido un objetivo nunca finiquitado. Y es que la complejidad creciente de las sociedad obliga a definir nuevas limitaciones. A partir de los años noventa, con la reforma constitucional de 1994, se incorporaron el Consejo de la Magistratura en el proceso de selección, designación y remoción de magistrados judiciales; la iniciativa popular o el referendum, entre otras innovaciones para promover un feedback entre mandantes y mandatarios que, además, sumara legitimidad a los procesos democráticos. En este sentido, el mismo federalismo es resultado de esa gran preocupación como es la limitación del poder.
 
Robert Dahl, en Poliarquía, hablaba de dicho sistema como el que combina elementos como los cargos electivos para el control de las decisiones políticas, el sufragio inclusivo, el derecho a ocupar cargos gubernamentales, la libertad de expresión, la protección de las fuentes de información, el derecho de constituir asociaciones y organizaciones que pueden ser autónomas, partidos políticos o grupos de interés. En este sentido, la noción de poliarquía puede ser muchísimo más rica y precisa que la de democracia, que muchas veces confunde hasta la aritmética más elemental al considerar que quien obtiene el 50% más 1, logra el 100%, en tanto quien obtiene el 50% menos 1, logra el 0%. Esta aritmética forzada no es más que servicial a la hegemonización de la discusión pública, impidiendo, obstaculizando, quitándole legitimidad y hasta denigrando las opiniones que no sea coincidentes con la mirada hegemónica.
 
Si bien en cierto punto es entendible la postura del gobernador Melella respecto de avalar la reelección indefinida (ya que el vería allanado su camino a la reelección en 2023), el antecedente que representa esto para la discusión pública y política es peligroso. Más allá de las ambiciones personales, los ushuaienses y fueguinos somos rehenes de las aspiraciones de personas en cuyos cómodos sillones y frescas oficinas de Balcarce 50 creen que es posible manejar a su antojo las instituciones de Tierra del Fuego. Supeditar los proyectos a lo que un presidente que le echa la culpa a su esposa por violar el aislamiento en plena pandemia dicta, es resignar la autonomía que podemos tener quienes vivimos y desarrollamos nuestros proyectos de vida en estos rincones australes de la patria.
 
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